lunes, 7 de octubre de 2013


Fragmento del texto: Pulsión y Destinos de Pulsión. Freud, S. (1915). En: Obras Completas, vol, XIV. Amorrortu Editores. 1979.

“Un concepto básico convencional de esa índole, por ahora bastante oscuro, pero del cual en psicología no podemos prescindir, es el de pulsión.” (pp.113).

“La pulsión, en cambio, no actúa como una fuerza de choque momentánea, sino siempre como una fuerza constante. Puesto que no ataca desde afuera, sino desde el interior del cuerpo, una huida de nada puede valer contra ella.” (pp. 114).

Comentario:

Se hace necesario entender esa lógica de Freud que requiere, como condición necesaria, que haya uno y dos como continuidad indiferenciada, es decir, de la misma manera en que la banda de Moebius es una superficie no orientable. Es así para la satisfacción, es así para lo que atañe a la pulsión. Hay placer y al mismo tiempo, del otro lado, displacer, porque justamente es ello lo que se revela con el descubrimiento de Freud, aquel que nombró con la palabra “trieb” y que ha sido traducida al español como pulsión. Claro, parece mejor la traducción hecha al español por Etcheverry (Amorrortu) que la de Ballesteros (Biblioteca Nueva), pues, en la segunda, se traduce a veces “trieb” como instinto y muy pocas veces como pulsión. Strachey, en la traducción al inglés, que sería la que corresponde con la de  Etcheverry, traduce la palabra alemana “trieb”  por “drive,” que, en tal caso, puede ser tomada como “conducir” o incluso como “desviar”. En todo caso no es muy claro por qué Etcheverry tradujo trieb como pulsión. Bien valdría la pena considerar si es la traducción menos imprecisa posible cuando del español se trata y es altamente probable que no la sea.

Sea como fuere, la pulsión da cuenta de un desvió, pues cuando del institnto (Instinkt, en alemán) se trata, entre el estimulo orgánico  y la respuesta hay un objeto y allí algo "copula" sin desviación. La pulsión, en cambio, se trata de una desviación en la que no hay cópula posible. "No hay relación sexual", dirá Lacan. Por eso Freud, cuando habla del acto fallido, enfatiza la desviación y también la sustitución, lo primero en relación con la meta, lo segundo en relación con el objeto y, evidentemente, las palabras; en todos estos casos lo que opera como estructura es algo que está en el orden  del lenguaje. Así pues, hay otro camino posible que ya no es el de la coincidencia entre el estimulo, la respuesta y el objeto, por lo cual el objeto se puede comenzar a sustituirse en tanto hay un objeto  originario perdido desde siempre. La pulsión implica, justamente, que no hay satisfacción pues siempre se juega una desviación. Ella no para de trabajar, de esforzar, opera como constante en la estructura, efecto del trauma y constituye así una recta infinita, es decir, una recta que se cierra sobre sí misma; agujero en el que el sujeto, sin saber muy bien cómo, habita. 

John James Gómez G. 

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