Fragmento del texto: Psicopatología de la Vida Cotidiana.
Freud, S. (1901). En: Obras Completas, vol. VI. Amorrrotu Editores. 1979. pp.
157.
“No entiendo por qué la sabiduría que es el precipitado de
la experiencia común de vida debería estar proscrita de las adquisiciones de
la ciencia. Lo que define el carácter esencial del trabajo científico no es
la diversidad de los objetos, sino el método más riguroso en la
comprobación, y la busca de más amplios nexos.”
Comentario:
La exclusión del sujeto, en la ciencia, puso tempranamente
en evidencia que cuando del positivismo se trata debe primar la rigidez
antes que la rigurosidad. La intención de establecer “El Método Científico” que
permitiera garantizar el acceso al conocimiento válido, llevó rápidamente a
adaptar cualquiera fuese el objeto a la rigidez propuesta por el “buen método”,
desconociendo así la lógica propia de aquello que se encontraba en el acto mismo de investigar. Se tenía claro
de antemano lo que se buscaba y con el método esperaba garantizarse que fuese eso mismo lo que se encontrara. No obstante, lo real nunca ha dejado de sorprender
y por ello, el asunto es que lo real sale al encuentro allí donde no se le
busca. Es ese tal vez el valor crucial de la expresión de Picasso: “Yo no
busco, encuentro”.
La investigación freudiana apuesta por hacer entrar de nuevo
al sujeto en tanto acontecimiento. Con ello, no sólo va al encuentro con lo real si no que, por ello,
lo que puede producirse es del orden del saber y no del conocimiento, aunque,
de este último, se intente hacer una elaboración. La pregunta de Freud acerca
de la razón está anudada al reconocimiento de que ésta no es exclusiva de la
conciencia y, por tal motivo, ella es hallable en lo que para la ciencia puede
parecer banal pero que sin duda deviene excepcional cuando del sujeto se trata;
sujeto del inconsciente.
El método debe producirse rigurosamente en torno al objeto,
esta diferencia fundamental es atinente al psicoanálisis y dicho objeto no es
aquel positivizado de la ciencia sino, un objeto negativizado, signado por la
falta y que cumple para el sujeto la función de causa. Es alrededor del agujero
en el que la representación del objeto falta, donde el sujeto circula bordeando
la pregunta por aquello que le es constituyente. El analizante elabora un discurso en
el que se aboca a la pregunta por el saber que puede construir en el encuentro
con lo real de esa falta y corregir así, poco a poco, a través del trabajo
sobre el equívoco, su experiencia. No es otra cosa a la que se llama "topología del sujeto".
John James Gómez G.
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