Fragmento del texto: Posición del inconsciente. Lacan, J. (1964) En: Escritos 2. Editorial Paidós, segunda edición. 2008. pp. 802.
"Separare, se parare, para guarnecerse del significante bajo el cual sucumbe, el sujeto ataca la cadena, que hemos reducido a lo más justo de un binarismo, en su punto de intervalo. El intervalo que se repite, la más radical estructura de la cadena significante, es el lugar frecuentado por la metonimia, vehículo, por lo menos eso enseñamos, del deseo.
El todo caso, bajo la incidencia en que el sujeto experimenta ese intervalo Otra cosa para motivarlo que los efectos de sentido con que lo solicita un discurso, es como encuentra efectivamente el deseo del Otro, aun antes de que pueda siquiera nombrarlo deseo, mucho menos aun imaginar su objeto.
Lo que va a colocar allí es su propia carencia bajo la forma de carencia que produciría en el Otro por su propia desaparición. Desaparición que, si puede decirse, tiene a mano de la parte de sí mismo que le regresa de su alienación primera. Pero lo que colma así no es la falla que encuentra en el Otro, es en primer lugar la de la pérdida constituyente de una de sus partes y por lo cual se encuentra en dos partes constituido. Aquí yace la torsión por la cual la separación representa el regreso a la alienación. Es que opera con su propia pérdida, que vuelve a llevarlo a su punto de partida."
Comentario:
El momento constituyente del sujeto es acontecimiento, en el sentido estoico, del intervalo entre la alienación y la separación (Lacan juega con separar y se parir, parirse, y también ser parte). ¿Cómo el sujeto deviene parte, partido, división inconmensurable? ¿Cómo el sujeto, en el intervalo entre la alienación y la separación, puede parirse a sí mismo y nacer ya no como organismo sino como sujeto del acontecimiento? La respuesta a estas preguntas parece estar en lo que Freud llamó "trauma" y que Lacan identifica con la Tyché y la D.I. (Recta Infinita, Droite Infinie). Los padres no saben lo que demandan cuando hablan pues el sentido de su decir va más allá de lo que, conscientemente, pueden entender y soportar y, ante tal demanda, el chico responde con una invención que, al menos en el caso de las neurosis, tiene el valor de un trauma. Tal respuesta no es consciente. Se trata de un intento de solución a un problema planteado por otros en forma de una pregunta que parece escapar a la respuesta, algo que podría tener entonces un valor ¿real?. La respuesta, regularmente llevada adelante con una lógica fallida, da como resultado la neurosis.
Así, se trata de un nacimiento el que el sujeto se-pare como un acontecimiento que inscribe una marca en su historia. Evidentemente, no se trata del momento mismo del nacimiento, es decir, del hecho cronológicamente concreto en el que se produce el parto, por ello, tal como Freud lo señala en su crítica a Rank, no hay trauma del nacimiento. Será necesario que el chico esté tocado por el lenguaje y que él, por sí mismo, con un saber del que no sabe, pueda articular una respuesta "retroactiva" que esté estructurada como un lenguaje ("común lenguaje", la homofonía vale para el francés y para el español. El inconsciente no está estructurado como una lengua extraña sino, a partir del decir más común o, como señala Jean Michel Vappereau, de lo que es al mismo tiempo banal y excepcional). Es decir que, en un segundo tiempo ya inscripto propiamente en un tiempo que no es cronológico sino tiempo lógico, el chico para advenir sujeto, produce una marca segunda que, retroactivamente, funda al primer tiempo. El dos funda al uno y, de tal manera, el trauma es al mismo tiempo UNO Y DOS (S1-S2). El espacio-tiempo en el que el sujeto se sitúa como presente, allí donde aún estaba ausente.
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