jueves, 5 de septiembre de 2013


Fragmento del texto: Del Psicoanálisis en sus Relaciones con la Realidad. Lacan, J. (1967). En: Otros escritos. Editorial Paidós. 2012. pp. 379.

"El psicoanalizante es aquel que logra realizar como alienación su “yo pienso”, es decir, a descubrir el fantasma como motor de la realidad psíquica, la del sujeto dividido.
Sólo puede hacerlo dándole al analista la función del (a), que él no podría ser sin desvanecerse de inmediato.
El analista debe pues saber que, lejos de ser la medida de la realidad, él sólo le desbroza al sujeto su verdad al ofrecerse él mismo como soporte de ese deser, gracias al cual ese sujeto subsiste en una realidad alienada, sin ser por ello incapaz de pensarse como dividido, de lo cual el analista es propiamente la causa.
Ahora bien, en este punto el psicoanalista se halla en una situación insostenible: una alienación condicionada por un “yo soy”, cuya condición es, como para todos, “yo no pienso”, pero reforzada por el agregado de que a diferencia de cada cual, él lo sabe. Este saber no es portable, por el hecho de que ningún saber puede ser portado por uno solo.
De allí su asociación con los que no comparten con él ese saber sino por no poder intercambiarlo.
Los psicoanalistas son los sabios de un saber del que no pueden conversar."

Comentario:

Que no hay autoanálisis es algo que incluye al propio Freud. En su caso, su obra, en tanto construcción de saber, y algunos otros de los cuales se sirvió como causa, permitieron que él, más que psicoanalista, deviniera psicoanalizante. Si Freud inventa el psicoanálisis es porque él mismo adviene en su búsqueda de saber a una posición que es la de psicoanalizante, abriendo así la puerta a un ser nuevo, el analista, que sólo es ser por el hecho de ser dicho por la boca del analizante. No hay otro ser del analista que el del ser dicho en alguna parte, como indica Lacan en “Radiofonía”, aludiendo a la noción de “incorporal”, particularmente al "Lekton" (lo expresable), de los antiguos Estoicos. Y si Lacan funda la práctica freudiana es porque reconoce en Freud dicha invención ubicando, además, el lugar al que alguien presta su carne en el propósito de hacer función de causa para aquel que busca devenir analizante. Es así que Freud inventa el psicoanálisis al devenir analizante y con ello convoca a un enigmático lugar, el de analista. Lacan funda la práctica freudiana, es decir, la de intentar soportar la invención de ese lugar de analizante, al inventar, por su parte, el objeto a como lugar causa del que alguien, que se presta como analista, hace semblante. En tal sentido es posible decir, como Lacan lo hace siguiendo el “nachträglich (retroacción) freudiano, que el dos funda el uno, clave constituyente del par mínimo de la cadena significante: S1-S2. Lacan funda la práctica de un lugar que Freud inventa. 

Por lo tanto, si de algo se trata la obra de Freud es, precisamente, de intentar dar cuenta de qué es un analizante. Es lo que vemos no sólo con sus historiales clínicos, sino, sobretodo, con cada uno de sus textos en los que, poco a poco, va construyendo, no sin tropiezos, una lógica que le permitiese leer y escribir el texto de lo inconsciente, pues, un analizante, es aquel que se compromete con tal trabajo. Un trabajo que implica realizar la alienación en su posición de sujeto dividido en su lazo con el objeto ($<>a), descubriendo así la lógica de la fantasía que ha inventado como respuesta al trou-ma (agujero-trauma), es decir, al malentendido de los padres en el que él queda ubicado ante una demanda que lo convoca a una respuesta que será, por definición, inconsciente. En ese trabajo encuentra que no hay otra cosa que deser, falta en ser (podemos aproximarlo al "désir", deseo en francés), al tiempo que, paradójicamente, ser de goce. 

El analista, por su parte, no es más que la palabra que sirve para denominar a aquel que, habiendo devenido analizante, ha accedido a un saber del que no puede conversar, pero del que se servirá en razón de una transferencia que sostenga el trabajo sobre lo inconsciente…

John James Gómez G. 

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