lunes, 19 de agosto de 2013


Fragmento del texto: Radiofonía. Lacan, J. (1970). En: Otros escritos. Editorial Paidós. 2012. pp. 431.

"Rindamos justicia a los Estoicos por haber sabido signar con ese término, lo incorpóreo, que lo simbólico se refiere a -cuerpo. Incorpóreas son lo que ya voy a llamar, a saber la función, no la del sujeto, sino la que hace realidad, la matemática, la aplicación del mismo efecto para hacer realidad, la topología o el análisis en un sentido amplio para la lógica. Pero está incorporado que la estructura produce el afecto, ni más ni menos, afecto sólo que tomándolo de lo que del ser por serlo se articula no siendo más que ser de hecho, o sea de ser dicho en alguna parte. Por lo que se verifica que es secundario que el cuerpo, esté vivo o muerto. Quien no conoce el punto crítico donde datamos en el hombre al  ser hablante: la sepultura; o sea donde se afirma de una especie que, al contrario de cualquier otra, el cuerpo muerto conserva lo que al viviente daba el carácter cuerpo. "Corpse", resto que no deviene carroña, el cuerpo que habitaba la palabra (parole) que el lenguaje "corpsificaba" (corpsifiait)."

Comentario:

Resulta crucial prestar atención a la referencia hecha por Lacan a los Estoicos. Dicho sea de paso, es una referencia explícita y reiterada en varios lugares de sus elaboraciones, desde el seminario 5 Las Formaciones del Inconsciente y hasta el seminario 21 Los no Incautos Yerran, pero con un énfasis notable durante sus construcciones en el seminario 12 Problemas Cruciales para el Psicoanálisis y en el seminario 13 El objeto del psicoanálisis, en los que, por cierto, introduce de manera muy fuerte avances en torno a los objetos topológicos y los planos proyectivos, particularmente en función de la articulación acerca de la cuestión del sujeto del inconsciente (a partir de la Banda de Moebius) y de manera muy particular sobre el objeto a (a partir del Toro). Si bien ya desde tiempo atrás había propuesto de manera evidente los principios claves para esas dos nociones, es en estos dos seminarios por su aproximación a la lógica Estoica, así como sus desarrollos en topología lo que, a nuestro parecer, le permite establecer de manera crucial las propiedades particulares de ese nuevo plano espacial en el que se juega la realidad del sujeto y el objeto para el psicoanálisis.

Podemos preguntarnos ahora qué es lo que resulta tan interesante en el pensamiento Estoico que pudo haber permitido a Lacan un paso hacia la solución de ese problema que consideramos crucial en psicoanálisis al que nos hemos referido desde el inicio de este texto como el problema del espacio.

En la perspectiva de Aristóteles, la semejanza de las cosas dependía del número de propiedades idénticas o diferentes que hubiese entre ellas. En estas perspectivas la cuestión del vínculo entre sujeto y predicado da cuenta de relaciones de identidad y de propiedades con lo cual se brinda una consistencia plena a la relación de dichas cosas con sus atributos; dicho de otra manera, se trata de una relación en la cual el tipo de existencia considerado refiere a la materialidad propia de los planos euclidianos y a los objetos en tres dimensiones que debían ser representados a nivel de proposiciones que describieran lingüísticamente sus propiedades y los efectos de la relación entre el sujeto y dichos objetos en términos de atributos dotados, a su vez, de ese mismo tipo de existencia. De allí que pueda decirse, en tal lógica de pensamiento: “El árbol es verde”, ejemplo referido por Bréhier, y en el que se asume que el atributo guarda relación sustancial con la propiedad, es decir, con el cuerpo árbol  al que se refiere y que sería de naturaleza material y euclidiana.

Los Estoicos, en cambio, no admitían la propiedad sino en cuanto cuerpo, por lo tanto un atributo no era concebido por algún tipo de relación sustancial con dicho cuerpo, sino, a partir de su condición incorporal. “Esta teoría suprimía toda relación intrínseca entre la palabra y la cosa.” (Bréhier; p. 15), cuestión que, nos parece, Lacan ve como anticipado en los Estoicos a toda lingüística moderna. Se nos plantea así la siguiente pregunta: ¿Cómo definir el atributo sino es en relación a la propiedad a la que refiere? Veremos, de acuerdo con lo expuesto por Bréhier, que habría, al menos, dos aspectos a considerar para obtener alguna respuesta posible.

Por un lado, la idea de cuerpo que no se somete de manera estricta a los cuerpos materialmente visibles, sino también, a aquellos que tienen alguna existencia demostrable no en el sentido material sino también proposicional, cuestión central de la que se sirven hoy las diversas ciencias que hacen uso aplicado de la matemática. Uno de esos cuerpos, para los Estoicos, era el sonido. Si el sonido es un cuerpo entonces contará con propiedades. Ahora bien, ¿Qué tipo de relación guardarían entre sí cuerpos de esta índole? Pues bien, los Estoicos establecen que, en primera instancia, al tratarse de cuerpos no puede hablarse de ellos en términos de semejanzas y desemejanzas para tratar de resolver la cuestión de su relación, más aún, señalan que “Un cuerpo no puede dar a otro propiedades nuevas”; no obstante “Admitían una mezcla de los cuerpos que se penetraban en su intimidad,  y tomaban una extensión común” (Bréhier; p. 12). Es decir que la acción no es de un cuerpo sobre otro sin que resulte de ello una mezcla en la cual las propiedades de ambos se fusionen, lo que implica que no por ello se produzca de manera independiente algún tipo de propiedad nueva, particular, en uno de los cuerpos por acción del otro. En este sentido tendría que indicarse que “cuando el fuego calienta el hierro al rojo por ejemplo, no hay que decir que el fuego ha dado al hierro una nueva cualidad, sino que el fuego ha penetrado en el hierro para coexistir con él en todas sus partes.” (Bréhier; p. 12). Lo que resulta entonces de la acción de un cuerpo sobre otro no debe ser tomado, según los Estoicos, como una nueva propiedad, sino, como un atributo, siendo estos entendidos como verbos y no como cualidades,  “lo que quiere decir que no es un ser, sino una manera de ser” (Bréhier; p. 13).

Según Bréhier, es esto que los Estoicos denotan como resultado, lo que en la actualidad es tomado en calidad de acontecimiento o hecho, lo cual parece coincidir con la notación de Lacan acerca de que “está incorporado que la estructura produce el afecto, ni más ni menos, afecto sólo que tomándolo de lo que del ser por serlo se articula no siendo más que ser de hecho, o sea de ser dicho en alguna parte.”


John James Gómez G. Fragmento del texto: El Problema del Espacio en Freud como Imposible  y la Solución de Escritura Lacaniana para un Espacio Psicoanalítico: ¿Esbozo de indagación sobre una variación geométrica?.  Próxima publicación. 


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