Fragmento del texto: Las Neuropsicosis de Defensa. Freud, S. (1984) En: Obras Completas, vol. III. Amorrortu Editores. 1979. pp. 56
"Las representaciones reprimidas constituyen también aquí el núcleo de un grupo psíquico segundo, que, a mi parecer, es asequible aun sin el auxilio de la hipnosis. Si en las fobias y representaciones obsesivas están ausentes los síntomas más llamativos que en la histeria acompañan a la formación de un grupo psíquico independiente, ello se debe, sin duda, a que en el primera caso la alteración íntegra ha permanecido en el ámbito psíquico, y el vínculo entre excitación e inervación somática no ha experimentado cambio alguno."
Comentario:
Freud descubre el inconsciente como una "anomalía" constituida por el conjunto de representaciones que, al ser desalojadas por el yo, formaban un grupo psíquico segundo, efecto de un conflicto de inconcilibilidad padecido por el yo (en ese momento aún entendido por Freud como exclusivamente consciente). La clínica, en dicho momento, apuntaba a reintegrar ese núcleo patógeno para devolver al yo su unidad y así, pasar de la neurosis a la normalidad. No obstante, fue poco el tiempo que pasó antes de que Freud se percatara que lo que consideraba patógeno, lo inconsciente, no era un accidente derivado de un conflicto psíquico sino la estructura misma, paradójica, de lo psíquico. Así, el ideal de una plenitud del yo consciente cayó y fue necesario establecer un nuevo modelo para explicar lo que acontecía a nivel psíquico. Lo inconsciente no es pues ni irracional, ni patógeno, es una razón impecablemente lógica y paradójica, y la estructura de todo aquel organismo que deviene humano, es decir, que es tocado por el lenguaje, condición misma del inconsciente. Pasarían muchos años para que Freud aceptara además, muy a su pesar, que no sólo el inconsciente es la estructura misma, sino que el yo es, sobretodo, inconsciente. La clínca tuvo que ser entonces reinventada... "wo es war, soll ich werden".
John James Gómez G.
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