Fragmento del texto: “El acto psicoanalítico. Reseña del
seminario”. Lacan, J. (1967-68). En: Otros escritos. Editorial Paidós. 2012.
pp. 399.
“…el psicoanalizante hace al psicoanalista…”… “El
psicoanalista se hace objeto a. Se
hace, entiéndase: se hace producir; objeto a,
con el objeto a.”
Comentario:
El sujeto del inconsciente, el objeto a y la función del psicoanalista,
sólo pueden ser comprendidos en la medida en que se reconoce que ninguno de los
tres hace parte del mundo sensible. Si algo puede saberse de ellos es por lo
que hace función de efectividad (Wirklichkeit), es decir, por la función en el
sentido matemático que, por la escritura, permite la construcción de objetos
que no por carecer de ser, en el sentido sensible, carecen de ex-sistecia. Ese
"ex", señala precisamente que existe allí, fuera del mundo sensible y
desde ese lugar producen sus efectos sobre el mundo de la fantasía, de la
experiencia imaginaria del Yo. Esa escritura de lo imposible que ex-siste por
fuera del mundo sensible, es el punto crucial de la función de efectividad que
la topología posibilita en el trabajo psicoanalítico.
Se hace necesario notar que si el psicoanalista no hace
parte del mundo sensible, llamarse a sí mismo psicoanalista es algo que no debe
tomarse a la ligera. Se trata de una táctica que se ejerce para que alguien
demande un análisis, pero, bajo ningún criterio quien se llama a sí mismo
psicoanalista, deberá creer que es su cuerpo lo que hace existir esa función,
ni siquiera su presencia, mucho menos sus palabras. La única posición
constatable es la de alguien que habla, y al hacerlo en el campo del lenguaje
equivoca abriéndose la posibilidad de que devenga psicoanalizante. Si eso ocurre, se habrá percatado de que entre un significante y otro significante,
ex–siste un espacio que se expresa en las continuidades de una recta que, partiendo desde el centro, nunca llega a un borde, a un límite, y qué por ello siempre hay un resto en
el cual algo insiste desde un lugar que no puede captarse con los sentidos. Eso (Ello) no puede percibirse por el mundo de las imágenes. Es necesario que
se produzca un modo en el cual algo puede escribirse de ese lugar y si una escritura tal se hace posible, se producirán, en el mismo instante y de manera fugaz: sujeto del
inconsciente, objeto a y la función psicoanalista.
Si alguien puede prestarse para escuchar a otro en lo que se
conoce como espacio analítico, es porque reconoce, por su propio acto como
psicoanalizante, que ese lugar insiste desde una ex–sistencia más allá de toda
realidad (Realität), llamada también realidad psíquica, eso que insiste cuenta con una función de efectividad (Wirklichkeit).
Así, no se trata de lo que puede hacer como psicoanalista, sino de lo que puede
hacerse como psicoanalizante para operar de tal manera que otro con su decir
produzca esas tres funciones, tal como él, en su propio acto, las produjo. No
hay que creerse entonces psicoanalista, hacerlo sería pura infatuación, pues no hay más ser del psicoanalista
que el de-ser dicho en alguna parte.
John James Gómez G.
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