miércoles, 3 de septiembre de 2014

Fragmento del texto: “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis.” Lacan, J (1953). En Escritos 1. Siglo XXI Editores, 2ª ed. 2008. pp. 245 [Segunda parte del comentario]

“Por eso el psicoanalista sabe mejor que nadie que la cuestión en él es entender a qué "parte" de ese discurso está confiado el término significativo, y es así en efecto como opera en el mejor de los casos: tomando el relato de una historia cotidiana por un apólogo que a buen entendedor pocas palabras, una larga prosopopeya por una interjección directa, o al contrario un simple lapsus por una declaración harto compleja, y aun el suspiro de un silencio por todo el desarrollo lírico al que suple.”

Comentario:

Situadas las dos cuestiones acerca de la interpretación en psicoanálisis, tal y como fueron indicadas en el comentario anterior, por un lado, tomar el discurso a la letra y, por otro, la transferencia como fenómeno paradójico que no atañe a la persona que presta su cuerpo a la escucha, sino a la introducción del significante del analista en la cadena para que se produzca la neurosis de transferencia que hace posible la entrada en análisis, resulta importante reconocer algunos aspectos que atañen a la posición del analista en lo que, como función, ello comporta.

El primero de ellos, se refiere a la posición en juego para quien presta su oreja a la escucha analítica. Si esa persona se toma a sí misma por analista, es decir, si cree que es analista, su posición estará determinada por la identificación imaginaria, en tanto yo ideal y, en tal sentido, ese ideal pesará, superyoicamente, como voz moralizante, sobre sí mismo y sobre aquel quien se dirige a él para hablar de su sufrimiento. Así, quien se toma a sí mismo por analista, está, sin duda, más cerca de la locura, propia de la pasión del yo por el desconocimiento, que de hacer posible el despliegue del saber inconsciente. En ese sentido, resulta necesario no olvidar que no hay más ser del analista que el de-ser dicho en alguna parte.

El deseo en juego, entonces, para la persona que presta su cuerpo a la escucha analítica, no puede ser el de obtener reconocimiento; un deseo como ese, tan propio de los afanes narcisistas del yo, solo puede derivar en la intención de convertirse en redentor de almas, salvador o consejero; ya sea desde el lugar del amo o desde el lugar del esclavo. Bien advertía Freud, frente a las dificultades que le planteaba la reacción terapéutica negativa, que, en buena medida, ella podía surgir como respuesta a esas intenciones de salvar al otro. De esta manera, paradójicamente, quien anhela el bien para su paciente, encubre su deseo de reconocimiento narcisista y, a consecuencia de ello, impedirá el despliegue de lo inconsciente y, por tanto, obturará la posibilidad del trabajo analítico. La cuestión, nada fácil de asumir, está en el reconocimiento de que mientras el yo clama amor y salvación, el sujeto del inconsciente apunta a la responsabilidad y, por tal motivo, rechaza todo intento de salvación por parte de otro. Hacer caso omiso de ello, constituye la resistencia del "analista" que, al poner su ser para dar consistencia a ese lugar, impide la función simbólica del significante analista en la cadena.

John James Gómez G. 

3 comentarios:

  1. Me pregunto, ¿no se debería anhelar el bien de nuestro paciente?, ¿ acaso siempre este deseo sería un encubierto narcisismo por parte del analista?Desde mi humilde lugar de estudiante y aspirante a terapeuta debo reconocer que una de las cosas que me atrajeron de esta vocación fue la posibilidad, tal vez imaginaria, de ayudar a los demás, de estar bien cerca de las personas para brindarles la oportunidad de mirar introspectivamente, de lograr que se sientan mejor consigo mismos ayudada por las técnicas, terapias, análisis, lo que fuese que diese resultado. Jamás buscando reconocimiento, pero debo entender entonces que en mis ansias de ayudar se encuentra encubierto este deseo narcisista. ¿ Cóm lograr entonces no impedir la función simbólica del significante analista en la cadena? Cual debiese ser mi deseo en juego como analista?

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  2. Estimada Virginia, tus preguntas son sumamente importantes en vías de la apuesta por la responsabilidad en el trabajo clínico. Freud descubrió algo que es fácilmente constatable en nuestros días, a saber, que el afán de curar, de salvar, modos ellos de querer el bien para el otro, provoca la reacción terapéutica negativa. Es por ello que no se busca la cura, pero si se hace el trabajo de escuchar permitiendo que haya trabajo analítico, es posible que la "cura", si es que puede llamársela así, llegue por añadidura.

    Ahora bien, eso no significa que quién se dedica a escuchar a otros no espere algo, pero eso que espera requiere ser despejado primero. Muchas personas dicen querer ser psicoanalistas, por ejemplo, y la experiencia personal en su análisis les permite descubrir que su deseo no está puesto en ese lugar. Eso no es bueno ni malo, no se trata de cuestiones morales. Es necesario, en el sentido lógico, que haya la posibilidad de despejar algo de esa incógnita que el deseo implica pues de no ser así, querer escuchar a otros para curarlos, salvarlos o, en todo, caso, buscar su bienestar, no puede reconocer aquello que lo implica en la posición clínica y, entonces, es muy probable que su deseo sea el de reconocimiento, pues no hay ayuda desinteresada; el narcisismo requiere, en una posición tal, del retorno de su imagen idealizada. Eso puede conllevar que si la persona no "avanza" pronto, de acuerdo con los ideales que tiene quien hace de "analista", este último se sienta mal, sienta su herida narcisista como acusante, es decir, sienta el peso superyóico de los ideales con los que no puede cumplir. No partir de los ideales implica reconocerse castrado, lo cual es fundaste de la posición que permita el ingreso del significante analista en la cadena. En tal sentido, una manera posible para despejar esa incógnita y encontrar la manera de saber hacer con ello, es interrogando el deseo de analista; lo cual puede ocurrir en un análisis. Así, solo uno por uno puede responder, en su análisis, tal pregunta. Esa es una de las razones por las cuales una de las condiciones necesarias (de nuevo en el sentido lógico) para producir ese significante analista y no ser su obstáculo en caso que se asuma escuchar a otros, es el paso por el propio análisis.

    Saludos.

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  3. Gracias por su respuesta! Es indispensable entonces que para "entender" y practicar el psicoanálisis antes debamos someternos a él. Clarificante.

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¡Qué poca humanidad hay a veces en ese “gran espíritu científico”!

 “Se abre paso la vida con la misma terquedad con la que una plantita minúscula es capaz de rajar el suelo de hormigón para sacar la cabeza....