lunes, 25 de agosto de 2014

Fragmento del texto: “Variantes de la cura-tipo”. Lacan, J. (1955). En: Escritos 1. Siglo XXI Editores. 2ª ed. 2008. pp. 338. [Primera parte del comentario]
  
“Esa palabra, que constituye al sujeto en su verdad, le está sin embargo vedada para siempre, fuera de los raros momentos de su existencia en que prueba, cuán confusamente, a captarla en fe jurada, y vedada en cuanto que el discurso intermedio lo destina a desconocerla. Habla sin embargo en todas partes donde puede leerse en su ser, o sea, en todos los niveles que lo ha formado. Esta antinomia es la misma del sentido que Freud dio a la noción de inconsciente.”

Comentario:

Al observar la primera tópica Freudiana, no deja de sorprender la vacilación, o tal vez fuese la interrogación, sostenida por Freud acerca del lugar de esas impresiones originarias, a las que denominó huellas nmémicas y por las cuales se plantea la cuestión a propósito de la inscripción de aquello que constituye toda condición para lo que puede concebirse, aún hoy, bajo la noción de inconsciente. Mantenerlas ancladas a inscripciones estrictamente biológicas, en tanto marcas dejadas  por los estímulos sensoriales, es igual a desconocer que, cuando del sujeto se trata, no basta con que haya un organismo. Es así que Freud, quien nada tenía de ingenuo, reconoció rápidamente que el modelo del arco reflejo, del cual él mismo había partido, era insuficiente para aventurarse a la búsqueda de alguna comprensión posible de lo psíquico. Sabía con claridad que el modelo estímulo-respuesta era, cuando menos, precario, tal como dejó constancia de ello en su capítulo VII de su libro “La interpretación de los sueños”,  con los esquemas que presentó en el apartado intitulado “La regresión”.

Un avance sin duda crucial, fue la diferencia que Freud estableció entre la percepción y lo que, en ese momento, llamó percepción signo. La carta 52 a Fliess presenta con detalle las elaboraciones iniciales, esquemáticas si se quiere, pero de consecuencias mayores, acerca de las implicaciones que conlleva el paso de una huella dejada por un estímulo sensorial hacia su inscripción y transcripción psíquica. Dicho paso hacia la inscripción y transcripción, es un acto de continuidad con escansión, es decir, una continuidad constituida sobre puntos de corte (como la continuidad de una línea que solo se constituye porque hay una estructura continua de puntos separados entre sí que la hacen existir). Tal comprensión paradójica de la continuidad con escansión lograda por Freud, es por entero diferente a la oposición dicotómica entre lo psíquico y lo biológico sostenida por muchas disciplinas, incluso hoy, que apostando por una supuesta supremacía absoluta de lo anatomo-funcional, tienen la ilusión de explicar algo de lo psíquico a partir de su exclusión, dicho de otra manera, creen explicar lo psíquico en un organismo al que no atribuyen condición psíquica ninguna. Freud, por su parte, toma en serio esa continuidad entre lo psíquico y lo orgánico y se da cuenta que para avanzar en dicha tarea, es necesario salir no solo de las dicotomías radicales sino, incluso, ir más allá de la lógica aristotélica asumiendo a la paradoja no como contradicción sino como estructura. Efecto derivado de ello es, en primer lugar, la pérdida de toda ilusión acerca de que la única razón posible sería la que se atribuye a la consciencia. 


John J. Gómez G.

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¡Qué poca humanidad hay a veces en ese “gran espíritu científico”!

 “Se abre paso la vida con la misma terquedad con la que una plantita minúscula es capaz de rajar el suelo de hormigón para sacar la cabeza....