Fragmento del texto: “Variantes de la cura-tipo”. Lacan, J.
(1955). En: Escritos 1. Siglo XXI Editores. 2ª ed. 2008. pp. 338. [Primera
parte del comentario]
“Esa palabra, que constituye al sujeto en su verdad, le está
sin embargo vedada para siempre, fuera de los raros momentos de su existencia
en que prueba, cuán confusamente, a captarla en fe jurada, y vedada en cuanto
que el discurso intermedio lo destina a desconocerla. Habla sin embargo en
todas partes donde puede leerse en su ser, o sea, en todos los niveles que lo
ha formado. Esta antinomia es la misma del sentido que Freud dio a la noción de
inconsciente.”
Comentario:
Al observar la primera tópica Freudiana, no deja de
sorprender la vacilación, o tal vez fuese la interrogación, sostenida por Freud
acerca del lugar de esas impresiones originarias, a las que denominó huellas
nmémicas y por las cuales se plantea la cuestión a propósito de la inscripción
de aquello que constituye toda condición para lo que puede concebirse, aún hoy,
bajo la noción de inconsciente. Mantenerlas ancladas a inscripciones
estrictamente biológicas, en tanto marcas dejadas por los estímulos sensoriales, es igual a
desconocer que, cuando del sujeto se trata, no basta con que haya un organismo.
Es así que Freud, quien nada tenía de ingenuo, reconoció rápidamente que el
modelo del arco reflejo, del cual él mismo había partido, era insuficiente para
aventurarse a la búsqueda de alguna comprensión posible de lo psíquico. Sabía
con claridad que el modelo estímulo-respuesta era, cuando menos, precario, tal
como dejó constancia de ello en su capítulo VII de su libro “La interpretación
de los sueños”, con los esquemas que
presentó en el apartado intitulado “La regresión”.
Un avance sin duda crucial, fue la diferencia que Freud
estableció entre la percepción y lo que, en ese momento, llamó percepción
signo. La carta 52 a Fliess presenta con detalle las elaboraciones iniciales,
esquemáticas si se quiere, pero de consecuencias mayores, acerca de las
implicaciones que conlleva el paso de una huella dejada por un estímulo
sensorial hacia su inscripción y transcripción psíquica. Dicho paso hacia la
inscripción y transcripción, es un acto de continuidad con escansión, es decir,
una continuidad constituida sobre puntos de corte (como la continuidad de una
línea que solo se constituye porque hay una estructura continua de puntos
separados entre sí que la hacen existir). Tal comprensión paradójica de la
continuidad con escansión lograda por Freud, es por entero diferente a la
oposición dicotómica entre lo psíquico y lo biológico sostenida por muchas
disciplinas, incluso hoy, que apostando por una supuesta supremacía absoluta de
lo anatomo-funcional, tienen la ilusión de explicar algo de lo psíquico a
partir de su exclusión, dicho de otra manera, creen explicar lo psíquico en un
organismo al que no atribuyen condición psíquica ninguna. Freud, por su parte,
toma en serio esa continuidad entre lo psíquico y lo orgánico y se da cuenta
que para avanzar en dicha tarea, es necesario salir no solo de las dicotomías
radicales sino, incluso, ir más allá de la lógica aristotélica asumiendo a la
paradoja no como contradicción sino como estructura. Efecto derivado de ello es, en primer lugar, la pérdida de toda ilusión acerca de que la única razón posible sería la que se atribuye a la consciencia.
John J. Gómez G.
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