viernes, 23 de mayo de 2014

Fragmento del texto: “Breves comentarios al margen”. Lacan, J. (1960). En: La Ética. El Seminario, libro 7.  Editorial Paidós. 1992. pp. 162. (Tercera parte del comentario).

“El discurso de la ciencia rechaza la presencia de la Cosa, en la medida en que, desde su perspectiva, se perfila el ideal del saber absoluto, es decir de algo que, aunque plantea la Cosa, al mismo tiempo no la reconoce. Todos saben que esta perspectiva se revela a fin de cuentas en la historia de un fracaso.”

Comentario:

Luego de haber comentado dos modos de sublimación, el arte y la religión, que no aparecen de manera explícita en la cita traída a cuentas, pero que resultan clave para entender que la sublimación no se presenta de una única manera y, por ello, sus efectos pueden ser diversos y no siempre deseables, finalmente llegamos al tercer modo, a saber, la ciencia.

Respecto de la ciencia Lacan es aún más severo y tajante que con la religión. Le atribuye el carácter de una “Vewerfung”, palabra extraída de la obra de Freud y que Lacan traduce como forclusión. Ella implicaría un rechazo o también un vencimiento de términos que impide la efectividad de la ley. En esa perspectiva, la usa a propósito del Nombre del Padre, como nominación de la ley, para ubicar el mecanismo fundamental en la paranoia. Así, la paranoia acontecería por ese rechazo o vencimiento de términos para la operación del Nombre del Padre, es decir, de la ley fundamental. Entonces: ¿en qué sentido podría comprenderse que Lacan atribuya a la ciencia el mecanismo de la forclusión (Verwerfung)?

Se trata del rechazo del agujero, por lo que sus efectos retornan con fuerza mayor, retorno de lo real insoportable para la ciencia. Esto se hace evidente en el modo en que, continuamente, la ciencia ve escurrir entre sus manos las seguridades de sus hallazgos a la vez que insiste en sostener la posición delirante de una certeza acerca del saber que podría ser absoluto y con el que se pueda eliminar todo rastro de falta o de incomprensión. En este punto, bien vale la pena agregar que si algo caracteriza a la ley es el hecho de que ella es siempre incomprendida; precisamente es ahí donde juega su lugar fundamental en cuanto pone de manifiesto la falta, el agujero. El rechazo paranoico del agujero se acompaña por la producción delirante, una suplencia que sirva al sostenimiento de la certeza, como también ocurre con el rechazo de la ciencia que siempre encuentra un signo con el que todo saber sería autoreferencial, intentando eludir a la Cosa, pues ella siempre falta. Todo ello, a pesar, incluso, de los hallazgos recurrentes de los rastros de esa falta, desde el principio de incertidumbre hasta el teorema de incompletitud matemática, que no dejan de retornar para perturbar la posición delirante de algunos científicos.


John J. Gómez G.

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¡Qué poca humanidad hay a veces en ese “gran espíritu científico”!

 “Se abre paso la vida con la misma terquedad con la que una plantita minúscula es capaz de rajar el suelo de hormigón para sacar la cabeza....