Fragmento del texto: “Breves comentarios al margen”. Lacan,
J. (1960). En: La Ética. El Seminario, libro 7.
Editorial Paidós. 1992. pp. 162. (Tercera parte del comentario).
“El discurso de la ciencia rechaza la presencia de la Cosa,
en la medida en que, desde su perspectiva, se perfila el ideal del saber
absoluto, es decir de algo que, aunque plantea la Cosa, al mismo tiempo no la
reconoce. Todos saben que esta perspectiva se revela a fin de cuentas en la
historia de un fracaso.”
Comentario:
Luego de haber comentado dos modos de sublimación, el arte y
la religión, que no aparecen de manera explícita en la cita traída a cuentas,
pero que resultan clave para entender que la sublimación no se presenta de una
única manera y, por ello, sus efectos pueden ser diversos y no siempre
deseables, finalmente llegamos al tercer modo, a saber, la ciencia.
Respecto de la ciencia Lacan es aún más severo y tajante que
con la religión. Le atribuye el carácter de una “Vewerfung”, palabra extraída
de la obra de Freud y que Lacan traduce como forclusión. Ella implicaría un
rechazo o también un vencimiento de términos que impide la efectividad de la
ley. En esa perspectiva, la usa a propósito del Nombre del Padre, como
nominación de la ley, para ubicar el mecanismo fundamental en la paranoia. Así,
la paranoia acontecería por ese rechazo o vencimiento de términos para la
operación del Nombre del Padre, es decir, de la ley fundamental. Entonces: ¿en
qué sentido podría comprenderse que Lacan atribuya a la ciencia el mecanismo de
la forclusión (Verwerfung)?
Se trata del rechazo del agujero, por lo que sus efectos
retornan con fuerza mayor, retorno de lo real insoportable para la ciencia.
Esto se hace evidente en el modo en que, continuamente, la ciencia ve escurrir
entre sus manos las seguridades de sus hallazgos a la vez que insiste en
sostener la posición delirante de una certeza acerca del saber que podría ser
absoluto y con el que se pueda eliminar todo rastro de falta o de
incomprensión. En este punto, bien vale la pena agregar que si algo caracteriza
a la ley es el hecho de que ella es siempre incomprendida; precisamente es ahí
donde juega su lugar fundamental en cuanto pone de manifiesto la falta, el
agujero. El rechazo paranoico del agujero se acompaña por la producción
delirante, una suplencia que sirva al sostenimiento de la certeza, como también
ocurre con el rechazo de la ciencia que siempre encuentra un signo con el que
todo saber sería autoreferencial, intentando eludir a la Cosa, pues ella siempre falta. Todo ello,
a pesar, incluso, de los hallazgos recurrentes de los rastros de esa falta, desde el principio de incertidumbre hasta el teorema de incompletitud
matemática, que no dejan de retornar para perturbar la posición delirante de
algunos científicos.
John J. Gómez G.
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