Fragmento del texto: “La instancia de la letra en el
inconsciente o la razón desde Freud.”
Lacan, J. (1957) En: Escritos 1. Siglo Veintiuno Editores S.A. 2ª ed.
Buenos Aires. 2008. pp. 463
“Designamos como letra ese soporte material que el discurso
concreto toma del lenguaje. Esta simple definición supone que el lenguaje no se
confunde con las diversas funciones somáticas y psíquicas que le estorban al
sujeto hablante. Por la razón primera de que el lenguaje con su estructura
preexiste a la entrada que hace en él cada sujeto en un momento de su
desarrollo mental.”
Comentario:
Lacan, apoyado en las ciencias de su época, y sin el afán
que llevaba a Freud a intentar sustentar buena parte de sus teorizaciones en la
biología para tratar de hacer entrar al psicoanálisis en el campo de las
ciencias, en aquel momento fundamentalmente positivistas, logra articular el valor
central del descubrimiento freudiano. Se trata de la materialidad del
significante.
Es sabido que de los cuatro modos de causalidad
aristotélicos (final, formal, material y eficiente), ya desde Freud se
vislumbraba que, en lo que al psicoanálisis compete, la causalidad en cuestión
no podría ser otra que la material. Sin embargo, no se trata de la materialidad
en el sentido histórico, con la que, por ejemplo, algunos militantes del
marxismo han intentado vincular el psicoanálisis. Esa materialidad particular
que atañe al sujeto del inconsciente es la del significante y su soporte en la letra. ¿De qué estructura se trata?
Al tomar con detalle el trabajo de Freud, aparece de
inmediato el rasgo que poco después Saussure desarrollaría en sus elaboraciones
acerca de la lingüística. La cuestión del significante es central pues, al
tomársele por sí mismo, se hace evidente que un significante no significa nada
y que su estructura se sostiene en una combinatoria, en modo de álgebra, si se
quiere. La oposición de una letra con otra en relación con sus posiciones
posibles, expresan una estructura que da cuenta de que, en cada letra,
necesariamente se encuentra la interrogación acerca del estatuto variante del
significante. Es por ello que el equívoco toma su valor ya que se trata de la
irrupción inesperada de una modalidad de combinatoria que no estaba calculada
por el Yo, que lo sorprende diciendo algo ante lo cual todo saber pretendido y
supuesto se desvanece, interrogando así su ilusión de identidad. El Yo no es
idéntico a sí mismo, sino que trata de ser idéntico a una imagen de sí, es
decir a una i(a). Podemos leer esto como función imaginaria de a, o también,
aprovechando el juego homofónico, como “i-de-a”. Dicho de otra manera el Yo
intenta ser idéntico, sin éxito, a la idea que tiene de sí mismo, desconociendo
la estructura que lo sostiene.
Esa estructura material del significante es lo que preexiste
al sujeto que se formulará en la medida en que el cuerpo del lenguaje se incorpore
en el organismo dando cuerpo al segundo y que, posteriormente, conllevará la constitución de
ese Yo que fantaseará tendrá la ilusión de ser el amo, mientras desconoce su
posición de servidumbre.
John James Gómez G.
No hay comentarios:
Publicar un comentario