Fragmento del texto: “Acerca de la causalidad psíquica”.
Lacan, J. (1946). En: Escritos 1. Siglo XXI Editores. 2ª edición argentina,
revisada. 2008. pp. 174. [Segunda parte del comentario]
“Porque el riesgo de la locura se mide por el atractivo
mismo de las identificaciones en las que el hombre compromete a la vez su
verdad y su ser.
Lejos, pues, de ser la locura el hecho contingente de las
fragilidades de su organismo, es la permanente virtualidad de una grieta abierta
en su esencia.
Lejos de ser un insulto para la libertad, es su más fiel
compañera; sigue como una sombra su movimiento.
Y al ser del hombre no sólo no se lo puede comprender sin la
locura, sino que ni aun sería el ser del hombre si no llevara en sí la locura
como límite de su libertad."
Comentario:
Tomar a la locura por algo ajeno, extraño o anormal, es un
supuesto, cuando menos, ingenuo. Que el término se haya excluido de los usos
comunes del lenguaje psiquiátrico, en las aspiraciones de dicha práctica de
tratamiento moral por alcanzar un lenguaje científico, solo agrava las cosas.
En tal sentido, vale la pena -y lo sugiero al lector- revisar el texto
“Clasificar en Psiquiatría”, autoría de Néstor Braunstein, pues brinda un
panorama de las imposibilidades y los absurdos a los que la psiquiatría se ha
destinado al construir una fenomenología que busca aparentar una nosología,
allí donde se sigue encubriendo la moralidad de un discurso capitalista que se
sirve de la teratología para formular objetos de consumo.
La locura no es sin razón, como tampoco lo son las psicosis,
las neurosis o las perversiones, si es que queremos, un poco abusivamente,
seguir usando las clasificaciones freudianas que, como sabemos, hoy merecen ser
tratadas con el mayor cuidado para no caer en juicios, también, teratológicos.
La sin razón no puede concebirse sino por una vía a través de la cual podría
encontrarse en ella un modo de razón que, no por parecer extraño, sería
insensato. Fue el trabajo de Freud, precisamente, hallar la razón ahí donde
todos suponían simples fenómenos del azar o anormalidades sin más razón que la
de una enfermedad del sistema nervioso. El mérito de Freud fue, sin lugar a
dudas, ocuparse de eso que la psiquiatría había tomado como objeto, excluyendo
a su sujeto, al intentar resguardarse en las ciencias naturales a la vez que se constituía en
heredera de los tratamientos morales del catolicismo. Freud no dudó en lanzar su
crítica a la psiquiatría en sus “Conferencias de Introducción al
Psicoanálisis”: “He ahí la laguna que el psicoanálisis se empeña en llenar.
Quiere dar a la psiquiatría esa base psicológica que se echa de menos, y espera
descubrir el terreno común desde el cual se vuelva inteligible el encuentro de
la perturbación corporal con la perturbación anímica.” (Freud, 1915: 18. O.C.
Vol XV. Amorrortu Editores).
John James Gómez G.
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