viernes, 17 de octubre de 2014

Fragmento del texto: “Lo ominoso”. Freud, S. (1919). En: Obras Completas, vol. XIX. Amorrortu Editores. 1979.  pp. 221. [Tercera parte del comentario] 

(Con este comentario entraré en receso de publicaciones en el blog hasta el lunes 24 de noviembre de 2014)

“Lo ominoso sería siempre, en verdad, algo dentro de lo cual uno no se orienta, por así decir. Mientras mejor se oriente un hombre dentro de su medio, más difícilmente recibirá de las cosas o sucesos que hay en él la impresión de lo ominoso.”

Comentario:

Vemos a Freud, de manera recurrente y desde muy temprano, preguntarse por la impotencia del UNO y enfrentarse a la ilusión filosófica, occidental, de la conciencia como unidad. Unidad equivalente, por demás, al ser y al pensar, con lo cual Descartes creyó salvados los problemas fundamentales del acontecimiento por el cual, cuando se interroga al ser, la respuesta aparece como falta de ser y allí toda ilusión se desvanece.

Abundantes son los rastros en la obra freudiana acerca de la pregunta por la impotencia del UNO. Tal vez sería más adecuado reconocer, incluso, que antes que una pregunta, se trataba de una manifestación efectiva revelada por la experiencia psicoanalítica, la cual Freud intentó escribir de la mejor manera que pudo. Sus indicaciones sobre la prudencia acerca de si debemos tomar las cosas como unidad o como si fuesen al mismo tiempo uno y dos (incluso tres), se hacen presentes en esos rastros. El trauma, ¿Es uno o es dos? Freud indicó que serían dos tiempos del trauma y el segundo, por retroacción (nachaträglich), funda al primero. Así, es necesario, para que aquello que llamó “vivencia sexual prematura” devenga traumática, que acontezca el segundo tiempo de la “vivencia sexual” por el cual la primera, aparejada con la segunda, toma el estatuto del trauma. Es en el momento en que el dos funda al uno que hay trauma y, en ese sentido, el trauma es al mismo tiempo uno y dos.

Es posible enunciar muchos más ejemplos, en la obra freudiana, de esa pregunta acerca de si algo ¿Es uno o es dos? (C’est un ou est deux?) que, no debemos olvidar, permite el juego homofónico con S1-S2. La libido ¿es una o es dos? Yoica y objetal. La represión ¿es una o es dos? Primaria y secundaria o propiamente dicha. La psique ¿es una o es dos? Inconsciente y preconsciente-consciente. La angustia ¿es una o es dos? Apronte angustiado y angustia traumática. O, como decía anteriormente, puede ser incluso tres: Lo psíquico es uno o es Ello, Yo y Superyó. El masoquismo es uno o es erógeno y al mismo tiempo femenino y moral. Sin duda, el tratamiento del espacio tiempo en psicoanálisis requiere de una lógica que si bien se funda en la pregunta por el UNO no encuentra en él su respuesta. Diré entonces que no solamente el dos funda el uno sino que, además todo ello es posible porque se sostiene en el tres (real, simbólico, imaginario) o en el cuatro (real, simbólico, imaginario y síntoma).

Así, es evidente que desde la lógica freudiana, el espacio-tiempo no es cronológico ni pertenece al mundo de lo sensible, digamos, imaginario. El tiempo no se trata de una línea recta que va siempre hacia delante y el espacio no es aquel de las referencias de estímulo por las que los sentidos creen poder orientarse.


John James Gómez G.

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