viernes, 20 de junio de 2014

Fragmento del texto: Radiofonía. Lacan, J. (1970). En: Otros escritos. Editorial Paidós. 2012. pp. 448 (Segunda parte del comentario). [Con este comentario entramos en receso hasta el lunes 4 de agosto]

“El inconsciente, lo vemos, no es más que un término metafórico para designar el saber que solo se sostiene por presentarse como imposible, para que a partir de allí se confirme por ser real (entiendan discurso real)”.

Comentario:

El espacio-tiempo del inconsciente (Topología del sujeto), el objeto a y el significado, son los incorporales develados por la experiencia psicoanalítica. Los corporales, por su parte, son S1-S2 (significantes), cuerpos que son al mismo tiempo uno y dos, a partir de su fusión, siguiendo la relación entre los cuerpos propuesta por los Estoicos y evidenciada por el acto psicoanalítico, se producen los incorporales. Es por esa relación S1-S2 que hay sujeto del inconsciente, objeto a, y que el significado está perdido, y por lo cual el espacio-tiempo no responde al plano imaginario, haciéndose necesario escribirlo topo-lógicamente. El primer testimonio de ello, propiamente dicho, como intento de formalización en el trabajo de Lacan, son los cuatro discursos propuestos en su seminario "El reverso del psicoanálisis", pues solo ahí pudo prescindir de la representación imaginaria de los grafos y los esquemas, pasando a una modalidad de álgebra que fue llevada hasta la escritura de los nudos. Un esfuerzo notable con el que reconoció la necesidad de establecer la lógica de ese saber no sabido, siempre imposible de ser todo-saber, que Freud llamó inconsciente.

Y es que en nuestra época, es una tarea cada vez más difícil la que se juega cuando se trata de la pregunta por el saber que se presenta como imposible, ese límite del saber que es siempre no-todo. Nadie quiere saber y todos sueñan que comprenden y entienden todo, incluso demasiado rápido. Todos, en el discurso capitalista, aspiran a lo fácil y rápido, a la eficiencia, aunque en ese afán su propia condición de sujeto se desvanezca mientras, cada uno, deviene objeto consumido. Así, todos se afanan por comprender, y regularmente quien supone comprender con facilidad lo que otros dicen, cae en la ingenuidad de aquel que jamás se ha ocupado de escucharse a sí mismo. Por otro lado, cada vez es más evidente cómo Google es el reverso del "solo sé que nada sé" antiguo, echando al olvido la interrogación por la condición misma de los límites del saber y de la pregunta por lo que implica la propia responsabilidad del sujeto. Google, como ilusión de omnisciencia, expresa la ingenuidad en la subjetividad de la época, al confundir la información con el saber.

Si a pesar de todo lo que hoy hace obstáculo y silencia al sujeto,  se puede dar el paso desde el mito individual del yo neurótico hacia el logos que implica al sujeto, dando cuenta de la razón inconsciente y por su vía al saber que puede prescindir del padre, tal vez se produzca eso que llamamos experiencia psicoanalítica.


John James Gómez G.

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