Segundo fragmento del texto: “Sobre la iniciación del
tratamiento”. Freud, S . (1913). En: Obras Completas, vol. XII. Amorrortu
Editores. 1986. pp. 132. [Primera parte del comentario]
"El analista no pone en entredicho que el dinero haya de
considerarse en primer término como un medio de sustento y de obtención de
poder, pero asevera que en la estima del dinero coparticipan poderosos factores
sexuales. Y puede declarar, por eso, que el hombre de cultura trata los asuntos
de dinero de idéntica manera que las cosas sexuales, con igual duplicidad,
mojigatería e hipocresía."
Comentario:
Tal vez uno de los aspectos menos destacados a la hora de
hacer referencia a las cuestiones técnicas en la práctica psicoanalítica sea el
tema del dinero o, dicho de otro modo, ¿cómo y cuánto cobrar? La respuesta más
simple, pero probablemente errónea, sería la de establecer una tarifa estándar.
En una época en la que se cree posible comprar el tiempo, parecería lógico que
el pago a un psicoanalista dependiese de la relación entre el tiempo de
duración de las sesiones y el grado de reconocimiento social del que dicho
psicoanalista “goza”. Y, hay que decirlo, tal vez puedan encontrarse
psicoanalistas que operen de esa manera. Sin embargo, resulta necesario interrogar
la relación entre esas dos dimensiones que rigen el valor que cotidianamente
tienen los llamados “productos” y “servicios” en nuestra época. De hecho, vale
la pena interrogar también si la escucha que oferta un psicoanalista tendría el
estatuto de un servicio, de acuerdo con el modo en que esa palabra es entendida
en la actualidad.
Si considero erróneo el establecimiento de una tarifa
estandarizada a la hora de cobrar la sesión psicoanalítica, es por una razón
primordial, a saber, que así se desconoce por completo el valor pulsional que
tiene el dinero en un mundo occidentalizado (accidentalizado) en el que el
flujo de capital y la acumulación de riqueza y de pobreza hacen parte de las
inquietudes subjetivas, culturales y sociales más comunes. Obviamente esto no es
ningún descubrimiento nuevo. Freud lo señalaba en 1913. Sin embargo, pareciese
que, en algunos casos, la ética del mercado y los discursos del amo y del capitalismo, devoran al
psicoanalista, quien termina por sucumbir al modo mojigato de tratar el dinero, cuestión sobre la cual Freud advertía afirmando que debía dejarse a un lado cuando de la práctica
psicoanalítica se trata. Si, como Freud lo señalaba, el hombre –entiéndase en
este caso el parlêttre– trata el dinero con mojigatería e hipocresía, manera en
que trata también las cuestiones sexuales es, justamente, porque el valor
erótico con el que el dinero cuenta, cuenta como un modo de satisfacción que debe ser
considerado en la experiencia psicoanalítica.
John James Gómez G.
No hay comentarios:
Publicar un comentario