Fragmento del texto: “Sobre la iniciación del
tratamiento”. Freud, S . (1913). En:
Obras Completas, vol. XII. Amorrortu Editores. 1986. pp. 125-126 [Primera parte
del comentario]
“…con los enfermos de quienes sé poco, he tomado la
costumbre de aceptarlos primero sólo provisionalmente, por una semana o dos. Si
uno interrumpe dentro de ese lapso, le ahorra al enfermo la impresión penosa de
un intento de curación infortunado; uno sólo ha emprendido un sondeo a fin de
tomar conocimiento del caso y decidir si es apto para el psicoanálisis.”
Comentario:
Con este comentario retomo el trabajo sobre los textos de
Freud y de Lacan, para el segundo semestre de este año. A diferencia de las
ocasiones anteriores en las que el ejercicio era en cierta medida aleatorio,
pues no seguía un derrotero temático específico, sino que seleccionaba algunas
citas con intereses particulares de exposición corta, he optado en esta ocasión
por un derrotero con fines más precisos sobre un tema específico, a saber, la
práctica psicoanalítica. Alguien podría objetar que, entones, no hay diferencia
alguna con lo realizado anteriormente, ya que todo lo que concierne a la
experiencia psicoanalítica tiene que ver, necesariamente, con su praxis, y tal
vez esa objeción sea cierta en alguna medida. Sin embargo, el modo en que
abordaré el tema se orienta a inquietudes más específicas acerca del quehacer
práctico, es decir, a cuestiones que regularmente llamamos “técnicas”, como
derivación del griego τεχνικοσ (técnicos), que se refiere a alguien que hace
algo, es decir, que practica un oficio. Y qué bien nos viene esa palabra,
oficio, para destacar que la práctica psicoanalítica, en tal sentido, no se
refiere a las tareas que desempeña un profesional formado en una institución
universitaria. Veremos a lo largo de nuestro trabajo que, en no pocas
ocasiones, las profesiones como efecto de “la producción en serie”, hija de la
revolución industrial, han dado al traste con el arte que implica saber hacer a
partir de la experiencia reflexiva pues la profesionalización parece, cada vez
con más notoriedad, circunscribirse al aprendizaje de tareas mecánicas que
deben repetirse con el menor margen de reflexión posible. Ya nos iremos
aproximando a ello.
Comencemos pues por la cita traída a cuentas. Se trata de un
texto del año 1913, período en el que Freud está redactando, además, el
conjunto de textos conocidos como “Trabajos sobre metapsicología”, y recién ha
publicado “Tótem y Tabú”. Se aproximaba, como si fuera poco, a la formulación
de su primer texto a propósito del narcisismo, de 1914, que, como sabemos,
marcó un giro crucial en el reconocimiento preliminar del yo como una entidad
fundamentalmente inconsciente. En general, el tomo XII de la edición de las
Obras Completas, publicadas por Amorrortu, cuenta con un número importante de
textos dedicados a cuestiones técnicas. Esto no es algo azaroso. En realidad,
Freud venía devanándose los sesos con las dificultades que acarrea profundizar
en lo inconsciente. En la medida en que dicha instancia dejaba de ser vista
como accidental y mostraba su rostro estructural, la esperanza que otrora Freud
hubiese mostrado en sus primeros casos, en los que las curaciones parecían
casi milagrosas, menguaba significativamente. Así, Freud parecía más cauto y ya
no gobernado por los ímpetus de años más jóvenes en los que se arrojaba sin
recelo al tratamiento con una confianza casi orgullosa.
Por otra parte, el circulo de discípulos que lo rodeaban
exigían, seguramente, claves cada vez más precisas al maestro, en la búsqueda
de orientarse en su práctica. Así que los textos sobre técnica cumplían, a la
vez, finalidades didácticas y pedagógicas orientadas a aconsejar a los
neófitos.
Ahora, el aspecto más notorio de esta cita extraída de “Sobre
la iniciación del tratamiento”, es la aparición, todavía tímida, del lugar que
poco a poco tendrían lo que hoy conocemos con el nombre de “entrevistas
preliminares”. Y bien, ¿qué las hizo necesarias? ¿Por qué Freud requería ese
recorrido previo a manera de ensayo para decidir sobre la conveniencia o no de
que alguien ingresara en la experiencia psicoanalítica propiamente dicha?
John James Gómez G.
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