viernes, 7 de agosto de 2015

Fragmento del texto: “Sobre la iniciación del tratamiento”.  Freud, S . (1913). En: Obras Completas, vol. XII. Amorrortu Editores. 1986. pp. 125-126 [Segunda parte del comentario]


“…con los enfermos de quienes sé poco, he tomado la costumbre de aceptarlos primero sólo provisionalmente, por una semana o dos. Si uno interrumpe dentro de ese lapso, le ahorra al enfermo la impresión penosa de un intento de curación infortunado; uno sólo ha emprendido un sondeo a fin de tomar conocimiento del caso y decidir si es apto para el psicoanálisis.”

Comentario:

Por lo general, las personas asisten al psicoanalista motivados por la búsqueda de algo que no saben muy bien qué es. Es cierto que suele haber un malestar que se manifiesta con la forma de una queja. No obstante, sería apresurado suponer tanto que esa queja es en sí misma el motivo de un sufrimiento, como que quien padece un malestar estaría decidido a buscar la manera de renunciar a la satisfacción pulsional que suponen dicho malestar y la posibilidad de perpetuarse en la queja.

No basta, entonces, "asistir" para que un psicoanálisis acontezca. Y si hablo de un acontecimiento es porque, precisamente, comenzar un psicoanálisis lo es en sentido estricto. Mientras llega ese momento, el psicoanalista no puede hacer otra cosa que sostener la pregunta acerca de si acaso será posible y, de otro lado, si interrogarse acerca de si, en realidad, es adecuado que se produzca esa ruptura en el sentido que hace que una persona se encuentre con el sujeto del inconsciente y comience su trabajo como analizante.

Las entrevistas preliminares no son, pues, una cuestión secundaria. Tampoco son el espacio para realizar alguna clase de interrogatorio al consultante, como si se tratase de una indagatoria forense. Las entrevistas constituyen algo que es al mismo tiempo banal y excepcional, a saber, la posibilidad de una contingencia que cuente como acontecimiento y la responsabilidad del psicoanalista de estar atento a saber hacer con aquello para lo cual no necesariamente está preparado.


John James Gómez G.

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