viernes, 10 de abril de 2015

Fragmento del texto: “Del psicoanálisis en sus relaciones con la realidad”. Lacan, J. (1967). En. Otros escritos. Editorial Paidós, Buenos Aires. 2012. pp. 372. [Primera parte del comentario]

“Lo que prueba la potencia de lo que llamamos procedimiento es que tampoco está excluido que el psicoanalista no tenga ninguna especie de idea acerca de él. Hay, al respecto, estúpidos: verifiquen, es fácil.”

Comentario:

La gente asiste a un psicoanálisis esperando encontrar muchas cosas. Sin embargo, dado el caso que la cosa marche, entonces, se encontrará frente a su falta en ser, razón por la cual las cosas que esperaba encontrar pierden su sentido. Esto no deja de desilusionar a muchos, incluso, de aterrorizarlos, al punto que no es extraño ver cómo ante ese encuentro la mayoría prefieren retroceder, taponar la falta, intentar olvidar lo inolvidable. Es por eso que hay que tomarse en serio la demanda de alguien que dice querer analizarse. ¿Por qué alentar a alguien al encuentro con una falta? Esa, precisamente, me parece la cuestión que ocupa el centro de la práctica analítica.

La cuestión implica una pregunta por la ética en psicoanálisis que no puede confundirse con la ética del mercado. No se trata recibir a todos y buscar desesperadamente de que se queden, con el fin de acumular pacientes para hacerse un buen salario; si ese es el procedimiento, entonces, no hay lugar para la ética analítica. Alentar a alguien al encuentro con la falta implica el empuje a una pregunta que no necesariamente es requerida para que una vida se sostenga de un modo que sea soportable. No siempre quien acude a un psicoanalista, –entiéndase por esa denominación: alguien que devino en su análisis personal un analizante y, a partir de ello, presta su escucha para que otro, al hablar, haga ex-sistir la función "analista"–,  llega a analizarse, puesto que un análisis implica, justamente, la apuesta decidida por la pregunta a propósito de una causa perdida, esa pérdida que es causa del deseo y el goce.

John James Gómez G.

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