miércoles, 5 de abril de 2017

Fragmento del texto: “La ética del psicoanálisis”. (1959-1960). En: Lacan, J. El Seminario, libro 7. Buenos Aires: Paidós Editores. 1992, pág. 112. [Cuarta parte del comentario]

“La conciencia moral, nos dice [se refiere a Freud], se muestra mucho más exigente en la medida en que es más refinada –tanto más cruel en cuanto menos la ofendemos de hecho– tanto más puntillosa en la medida en que la forzamos, mediante nuestra abstención en los actos a ir a buscarlos en la intimidad de nuestros impulsos y deseos. Resumiendo, el carácter inextinguible de esa conciencia moral, su crueldad paradójica, configura en el individuo algo así como el parásito alimentado con las satisfacciones que se le otorgan.”

Comentario:

De acuerdo con lo señalado en los comentarios anteriores, es fácil percatarse de cuál podría ser la mayor dificultad en el trabajo analítico: el rechazo del saber inconsciente. Y es que no es fácil soportar sus consecuencias. En general, parece preferible, de acuerdo con los cánones de nuestra época, entregarse con los ojos cerrados a la fe en algún modo de magia o a la sumisión ante algún amo que nos asegure que sabe claramente qué es lo mejor para nosotros. Ya sea en las TV Compras o en las terapéuticas para las cuales el saber del sujeto que sufre carece de valor ante la sapiensa suma, a todas luces moral, evidenciada en las “buenas intenciones” de quienes quieren ayudar a otros silenciando lo que no marcha, intentando adaptar al sujeto a una normalidad imposible de definir, o reduciéndolo a un dato calculable que deja excluida toda singularidad, la oferta de “garantías de satisfacción”, imposible de sostener, pulula por doquier.

Pero, ¿qué haría del saber inconsciente algo tan insoportable como para ser rechazado? Para comenzar, se trata de un saber que incomoda porque exige plantearse preguntas acerca de eso que es al mismo tiempo lo más propio y lo más extraño de nuestra existencia; eso que al mismo tiempo nos es tan familiar y tan siniestro (unheimlich). En general, parece más fácil demandar a otro una respuesta, preferiblemente “rápida y eficaz”, de amor, cura o salvación, que ocuparse de interrogar la posición en la que uno se ubica respecto del sufrimiento que lo aqueja. Es difícil descubrir que se está prisionero de una estupidez, o, sirviéndonos de un juego de palabras, se está prisionero de una es-tú- pides, es decir, de una demanda que no cesa de convocar al otro a convertirse en salvador, a fin de demostrarle que uno no puede ser salvado, y/o en verdugo, intentando hacer valer el goce masoquista por un signo de amor. En cualquiera de los dos casos se renuncia al saber que puede develar el lugar que ocupamos como agentes en nuestros modos de sufrimiento.

Y no hay que entregarse a la ingenuidad. Visitar el consultorio de un analista no significa, per se, que una cosa distinta de las que ya hemos mencionado ocurra. Frecuentemente, quien asiste, lo hace esperando que algo mágico acontezca por el solo hecho de dirigir sus quejas a esa persona que en ocasiones ha idealizado, dándole el lugar de un chamán y a su práctica, soporte de los efectos anhelados, el estatuto de una eficacia simbólica. Las entrevistas preliminares pueden abonar el camino para que alguien que llega con un sufrimiento abra la puerta al saber inconsciente, pero no hay garantía de que eso ocurrirá. Resulta inevitable enfrentarse, sin mayores pretensiones, a cada caso en particular. Que se haya producido una entrada en análisis para un sujeto, no garantiza que pasará también con los otros. El analista se enfrenta, así, a una incertidumbre constante. Cada caso es una probabilidad de análisis pero jamás una certeza. No hay una exigencia mayor, ética, técnica y teórica que esa. Por lo demás, las técnicas estandarizadas, aunque sirvan para poco cuando del sufrimiento singular se trata, mantienen silenciada la angustia de quien quiere salvar a otros del mal que los aqueja a pesar de saber que eso es imposible. 

John James Gómez G.                                                                                                                                             

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