lunes, 30 de abril de 2018

La diferencia de los sexos según Lacan. David Bernard.

Hoy comparto con ustedes una muy interesante conferencia titulada La diferencia de los sexos según Lacan, dictada por David Bernard, el 27 de abril de 2018, en el marco del Seminario de las Diagonales Epistémicas, Elecciones Sexuales, de la IF-Escuela de Psicoanálisis de los Foros del Campo Lacaniano, Foro Pereira, en cooperación con la Universidad Católica de Pereira.

David Bernard es Psicoanalista, AME de la Escuela de los Foros del Campo Lacaniano. Doctor en Psicopatología. Maestro de Conferencias en la Universidad de Rennés 2, Francia. 

¡Qué la disfruten!


martes, 24 de abril de 2018

Fragmento y comentario del texto: 9ª conferencia. La censura onírica. En: Freud, S. (1915). Conferencias de Introducción al psicoanálisis. Obras completas, vol. XV, 1984, p. 134. [Primera parte del comentario]

"…aparten la mirada de lo individual y contemplen la gran guerra que sigue asolando a Europa, piensen en la brutalidad, la crueldad y la mendacidad de que es pasto el mundo civilizado. ¿Creen realmente que un puñado de ambiciosos y farsantes inmorales habrían logrado desencadenar todos esos malos espíritus si los millones de seguidores no fueran sus cómplices? ¿Osan en estas circunstancias romper lanzas para sustentar la ausencia de maldad en la constitución anímica del hombre?"

Comentario:

Antes de comentar la cita de manera precisa, permítanme situar un contexto que considero necesario. Verán que si se presta suficiente atención, no es muy difícil percatarse de que, a pesar del advenimiento del psicoanálisis, la sociología, la antropología, y el concierto general en las ciencias sociales y humanas, en las que la oposición entre individuo y sociedad es ya considerada una falacia, existe todavía una doxa dominante, incluso en círculos académicos, merced de la cual se hacen ingentes esfuerzos para perpetuar esa falsa oposición. Un ejemplo sencillo, se manifiesta con un planteamiento enunciado con frecuencia, cada vez que se quiere explicar algún asunto de la condición humana: “X, ¿nace o se hace?”. Nótese la “o” excluyente. Entre otras cosas, esa “o” indica una intención de separación tajante entre algo que sería propio del individuo –que suele confundirse con cuestiones orgánicas y congénitas– y, por otro lado, las influencias del “medio” social. El sujeto, desde cualquiera de esos dos puntos de vista, no tiene posibilidad alguna de suponerse responsable, toda vez que lo que le acontece sería consecuencia de una causa externa a él.

Ahora bien, tengamos en cuenta que la amalgama, forzada hasta el agotamiento, propuesta con el vocablo bio-psico-social, no hace más que confirmar el aferramiento a la falsa oposición individuo/sociedad. Así, pareciera inconcebible, al menos en los modelos fieles al positivismo canónico, que pervive incluso en perspectivas disfrazadas de radicalismos innovadores, articular una lógica que no consista en pegamentos y costuras de dimensiones aisladas, a la manera de un Frankenstein (y perdonen lo trillada que resulta esta analogía), con la que termina retornando una y otra vez al mismo lugar: la declaración de su impotencia.

Cualquier observador mediano puede constatar que a lo que denominamos “avances en la civilización”, suele consistir en la invención de teorías, técnicas y herramientas que nos distancian de las preguntas en torno a nuestra responsabilidad como sujetos, a la vez que vehiculizan un potente empuje hacia el cinismo, la culpabilidad y el desconocimiento de lo que implica hacer parte de una tal llamada “especie”, condenada a hablar sin entenderse, pues nunca sabe a ciencia cierta lo que implican las palabras que hablan a través suyo, mientras, como si lo anterior fuera poco, estamos exhortados por los discursos dominantes a ubicarnos como súbditos obsecuentes que se jactan de creer en el destino obligado de su realización personal y de su libertad. Veremos pues, con el próximo comentario, qué podemos interrogar, siguiendo la cita de Freud que he traído a cuentas, en torno a esa falsa oposición y a sus implicaciones.

John James Gómez G.

lunes, 23 de abril de 2018

Conferencia sobre "Ponerse en juego" de Miguel Lares

Hoy comparto con ustedes el audio de la interesante conferencia Ponerse en juego, dictada por el psicoanalista argentino Miguel Jorge Lares, dictada en el Regente Palace Hotel, sobre el Seminario de Jorge Fukelman, en Cartagena de Indias. El seminario se realizó en el marco de las actividades del Circulo Psicoanalítico del Caribe en el año 1996.
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martes, 10 de abril de 2018

Fragmento y comentario del texto: Breve discurso en la O.R.F.T. En: Lacan, J. (1966). Intervenciones y textos 2. Buenos Aires: Manantial. 1988, p. 37 [Sexta parte del comentario]

“Que no sean palabras a la deriva, es decir, que su deriva solo está sujeta a una ley de las palabras –a una lógica radical que intento establecer– es algo que lleva a una revisión total de todo cuanto ha podido pensarse hasta ahora del pensamiento.”

Comentario:

Como lo indiqué en el comentario anterior sirviéndome de algunos puntos de vista que llamé “antropológicos”, la sexualidad y la muerte, el origen y el fin, suponen, para la cultura y sus malestares, pero también para el mito individual del neurótico, la invención de un padre y un más allá del principio del placer. Esto no sería posible sin el lenguaje. Es por el significante que se hace existir aquello que no tiene ningún sustento natural; por ejemplo, un sujeto.

Es cierto que podemos afirmar la existencia de organismos que tienen un ciclo vital, como suele llamarse a un conjunto de etapas que estarían predeterminadas para las especies: nacer, crecer, reproducirse y morir. Claro está, la mayoría de las especies no tienen noticia de ese ciclo, pero, sobre todo, no tienen enigmas sobre su lugar en relación con el tiempo en el que su existencia transcurre. Prestemos atención. No me ocupo aquí de la noción de “lugar” en el sentido de un espacio intuitivo, perceptual, si se quiere, en el que nos movemos como organismos. Hablo de un lugar en relación con el cual la intuición no tiene mayor valor y al que el señor Albert Einstein llamó espacio-tiempo. Un lugar en relación con el tiempo conlleva un enigma que se resuelve exclusivamente con la demostración de una imposibilidad: la de producir un saber que constituya un todo.

Esa imposibilidad lógica, punto de real en tanto inaprehensible por lo simbólico, cumple la función de una marca, un vacío, en sentido estoico, es decir, el de un cuerpo que se ha desvanecido hasta el punto de hacer irrepresentable cualquiera de sus propiedades. Lacan le dio el nombre de objeto a, pero, seamos justos, fue en el estoicismo antiguo donde él halló eso que declaró su invención; así como halló en el lektón, articulado al symbama, también estoicos, el justo lugar para el sujeto del inconsciente.

Esa imposibilidad hace que la ley que cumple su función para ese ser que habla y usa letras (parlêttre), extraño de sí mismo, sea una sola, a saber, la ley del deseo. A pesar de los esfuerzos del neurótico por desconocerla, esa ley es constituyente del enigma que le interpela a propósito de su lugar en un mundo hecho de palabras. En ese mundo, más allá del principio del placer, apela al anhelo de un padre omnisapiente que le revele cómo hacer con su deseo, que es la tragedia en el sentido griego antiguo, y su goce que es la comedia en el sentido romano antiguo, mientras soporta el signo del drama del Edipo, al que llamamos castración.

John James Gómez G.

lunes, 9 de abril de 2018

Miquel Bassols - Las neurociencias y el sujeto del inconsciente

Hoy comparto con ustedes una interesante conferencia titulada Las neurociencias y el sujeto del inconsciente, dictada por el psicoanalista español Miquel Bassols, en la cual presenta una reflexión crítica del lugar del psicoanálisis en relación con las ciencias de nuestra época y particularmente con las neurociencias. 

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martes, 3 de abril de 2018

Fragmento y comentario del texto: Breve discurso en la O.R.F.T. En: Lacan, J. (1966). Intervenciones y textos 2. Buenos Aires: Manantial. 1988, p. 37 [Quinta parte del comentario]

“Que no sean palabras a la deriva, es decir, que su deriva solo está sujeta a una ley de las palabras –a una lógica radical que intento establecer– es algo que lleva a una revisión total de todo cuanto ha podido pensarse hasta ahora del pensamiento.”

Comentario:

En el comentario anterior presenté una escritura basada en pares ordenados para el ejemplo dado por Freud en su primer apartado de Psicopatología de la vida cotidiana. Si retomamos el esquema propuesto por Freud para dicho ejemplo, ya no en la lógica subyacente al olvido y los sustitutos que acuden a su memoria, sino en la de los motivos inconscientes, encontramos que sitúa como tales a la muerte y la sexualidad.

Tengamos en cuenta que se trata de un texto de 1901, temprano si consideramos lo que todavía estaba por elaborar durante los años venideros. Sin embargo, Freud apuntaba desde entonces, con esos dos términos, a cuestiones cruciales que se constituirían en ejes centrales para su concepción de la vida psíquica; más allá del ejemplo particular de su olvido, sexualidad y muerte constituyen las condiciones de la dualidad pulsional propuesta por él en 1920 bajo la forma pulsión de vida/pulsión de muerte 

¿Por qué resultan relevantes esos dos términos y qué tendrían que ver con la “ley de las palabras” a la que se refería Lacan? No apresuremos demasiado las cosas. Mencionemos primero un par de cuestiones que podrían catalogarse como “antropológicas”, y vayamos desde allí a lo que atañe de modo específico al psicoanálisis. Esto es, tomemos primero cuestiones propias de las leyes de la cultura, que no son otra cosa que leyes simbólicas, leyes de palabras; de hecho, no hay una ley que no lo sea.

Sabemos que culturalmente la sexualidad y la muerte se ven ligadas con frecuencia a lo que se denominan Tabús. Existen variadas maneras de expresión de esos tabús, incluso en nuestra época, en la que tenemos una ingenua ilusión, a saber, que habríamos llegado a tanto como “naturalizar” la muerte y el sexo. Es cierto que lo que se muestra hoy a través de los medios de comunicación y las redes sociales pareciera ser completamente opuesto al carácter de sumo recato que se vivía públicamente en la Época Victoriana de la que Freud fue hijo. No obstante ese “pareciera”, se constata con facilidad que las formas actuales de mostración no son evidencia, mucho menos prueba, de que los tabús relacionados con la muerte y la sexualidad han llegado a su fin. Esto se debe a que los tabús, más que una prohibición, en tanto ley, constituyen el velo con el cual se encubre una imposibilidad lógica. Un tabú es aquello que una cultura suele poner como prohibición, en el lugar donde es imposible hablar sabiendo lo que se dice.

Ahora bien, recordemos que la sexualidad implica la pregunta por un límite irreconocible, irrepresentable, a saber, el origen. La muerte, por su parte, implica la pregunta por otro límite igual de irrepresentable: el fin. Buena parte de los mitos y los ritos –y con ellos las leyes con las que se ordena eso que algunos antropólogos denominan “cosmovisión”–, existentes a lo largo de la historia humana, sobre los que tenemos noticia, se ocupan de esos dos límites. Sabemos a partir de ello, que lo irrepresentable del origen llevó a la invención del padre, mientras que lo irreconocible de la muerte llevó a la invención de un más allá. Seguramente pueden intuir ustedes desde ya, en estos asuntos aparentemente antropológicos, cuestiones de índole eminentemente psicoanalíticael padre y el más allá del principio del placer. Avanzaremos un poco más al respecto en el próximo comentario.

John James Gómez G.

lunes, 2 de abril de 2018

Fabián Schejtman: "Etica nodal: Responsabilidad, saber hacer y acto del ...

Hoy comparto con ustedes la conferencia titulada "Ética nodal: Responsabilidad, saber hacer y acto del analista", dictada por el psicoanalista Fabián Schejtman, en la Universidad de Buenos Aires, Argentina.



¡Qué la disfruten!



¡Qué poca humanidad hay a veces en ese “gran espíritu científico”!

 “Se abre paso la vida con la misma terquedad con la que una plantita minúscula es capaz de rajar el suelo de hormigón para sacar la cabeza....