Fragmento y comentario del texto: Breve discurso en la O.R.F.T. En: Lacan, J. (1966). Intervenciones y textos 2. Buenos Aires: Manantial. 1988, p. 37 [Cuarta parte del comentario]
“Que no sean palabras a la deriva, es decir, que su deriva solo está sujeta a una ley de las palabras –a una lógica radical que intento establecer– es algo que lleva a una revisión total de todo cuanto ha podido pensarse hasta ahora del pensamiento.”
Comentario:
Tomemos otro ejemplo brindado por Freud y sigamos el modo en que las leyes del lenguaje operan en él. Se trata del olvido presentado en el primer apartado de Psicopatología de la vida cotidiana. Ustedes recordarán que Freud olvidó el nombre del pintor Luca Signorelli, mientras conversaba con un interlocutor recién conocido durante un viaje. La obra de Signorelli sobre la que conversaban, corresponde a los frescos pintados en la capilla de S. Brizio en Orvieto, Italia, específicamente, El sermón y las obras del anticristo. En ella, por cierto, Signorelli pintó su autorretrato; pueden verlo abajo a la izquierda, dirigiendo su mirada a quien observa la pintura.
El sermón y las obras del anticristo (1499). Luca Signorelli.
Lo primero que Freud indica es que no olvida la palabra Signorelli, sino, solamente, el fragmento “signor”. El resto, “elli”, se mueve por desplazamiento hacia el primer sustituto, Botticelli. Freud nos muestra que el fragmento olvidado tiene equivalencias. “Herr”, que es la palabra alemana correspondiente al italiano “signor”, y que también se encuentra incluida en la palabra “[Her]zegovina”. Por un lado, entonces, la palabra hace referencia a la frase con que los turcos profesaban su confianza a sus médicos y, por otro, la palabra designa el espacio geográfico donde transcurre el recorrido de los viajantes. Reduzcamos pues, “signor”, y todo aquello que le sea equivalente, al término “X”.
A “elli”, el término que se desplaza desde lo olvidado hacia el primer sustituto, nombrémoslo “Y”.
Luego, en el primer sustituto encontramos que “Bo”, también está presente en el segundo sustituto [Bo]ltraffio y, a su vez, en otra de las palabras que nombra la geografía en cuestión: [Bo]snia. Reduzcamos [Bo] al término “W”.
Finalmente, encontramos que en el segundo sustituto aparece el vocablo “traffio” (Boltraffio). Éste, de hecho, es un anagrama de la palabra “Trafoi”, que nombra otro lugar geográfico, aquel en el que residía un paciente que, según dice Freud, le importaba mucho y que hacía poco había puesto fin a su vida a causa de “una incurable perturbación sexual”. Ese recuerdo se había enlazado con la frase de los turcos que comenzaba con “X” (Signor, Herr). La proximidad entre [Bol]traffio y Trafoi está dada por la identidad de sus letras, prescindiendo solo de una “f” e invirtiendo la posición de las dos últimas vocales. De este modo, podemos hacer equivaler traffio a Trafoi y reducirlos al término “Z”.
Así, encontramos que la primera línea del esquema puede sustituirse por tres pares ordenados de términos: (x,y); (w,y) y (w,z). Vemos aparecer la cadena significante reducida a pares ordenados constituidos por letras que se desplazan de un par al otro. Constatamos, entonces, que se trata de leyes del lenguaje, en este caso, del desplazamiento significante. En el comentario siguiente podremos introducir, con respecto a este ejemplo, un aspecto más en torno a lugar que la muerte y la sexualidad juegan en la trama inconsciente del olvido de Freud.
John James Gómez G.
[1] Freud, S. (1901). Psicopatología de la vida cotidiana. En: Obras Completas, vol. VI. Buenos Aires: Amorrortu Editores. 1982.