lunes, 26 de febrero de 2018

Marta Gerez Ambertín: "100 años de Narcisismo y aún..." (Brasil, 2014)

Hoy comparto con ustedes esta conferencia dictada en 2014 por la psicoanalista argentina Martha Gerez Ambertín, titulada: 100 años de Narcisismo y Aún..., y publicada por el portal elSigma.com. Marta Gerez es autora de los libros Las voces del superyó, Entre deudas y culpas: sacrificios, Culpa, responsabilidad y castigo (3 vols.), todos ellos editados por Letra Viva, y también del libro Imperativos del superyó, publicado por Lugar Editorial. 

¡Que la disfruten! 


jueves, 15 de febrero de 2018


Fragmento y comentario del texto: Breve discurso en la O.R.F.T. En: Lacan, J. (1966). Intervenciones y textos 2. Buenos Aires: Manantial. 1988, p. 37 [Primera parte del comentario]

“Que no sean palabras a la deriva, es decir, que su deriva solo está sujeta a una ley de las palabras –a una lógica radical que intento establecer– es algo que lleva a una revisión total de todo cuánto ha podido pensarse hasta ahora del pensamiento.”

Comentario:

Decir tonterías, entregarse al boludeo de las palabras; esa parece ser, a primera vista, la invitación hecha por un psicoanalista a la persona que asiste a su consulta para hablar de algo que representa un cierto modo de sufrimiento. Es una invitación que puede pasar por cómica, incluso, suponerse carente de interés. ¿Por qué? Por el hecho de que nuestra idea de las cosas, de aquellas que  consideramos dignas de atención, se orienta por una noción de pensamiento que hacemos equivaler a la consciencia. Entonces, ¿cómo podría alguien, en sus “justos cabales”, prestarse a una pérdida de tiempo semejante? ¿Qué valor podría otorgarse al acto de hablar como si el significado de las palabras que dan esa aparente majestuosidad a la “claridad del pensamiento”, que siempre queremos ostentar, fuera prescindible? Más, todavía, ¿por qué pagar a alguien para que escuche semejantes tonterías? En un mundo pletórico de claridades, algunas incluso tan poderosas como las llamadas “leyes de la naturaleza”, ¿por qué recurrir a una práctica que, en apariencia, sólo consiste en permitirse hablar sin ninguna regla, salvo tratar de hablar sin censurarse a sí mismo?

Hay que tener en cuenta que nuestra idea de las leyes de la naturaleza encubre que ellas son, en realidad, leyes matemáticas. Por tanto, se trata de leyes que solo tienen valor porque hay lenguaje; son leyes simbólicas. Sin el lenguaje, ¿cómo podríamos establecer alguna lógica que dé cuenta de lo que ocurre con la naturaleza? De allí que algunos matemáticos se pregunten, incluso, si ¿Es Dios un matemático?[1] Lo que pone de manifiesto que nuestro modo de ver el orden de las cosas requiere de la creencia en la intención de un ser omnisapiente y omnipotente, un padre carente de castración, si se me permite la paradoja y la ironía.

Así las cosas, la invitación a decir tonterías constituye una transgresión, no a las leyes del lenguaje, sino al restringido modo en que solemos interpretar el mundo y, sobre todo, nuestro lugar en él. Una subversión de nuestra propia posición en relación al pensamiento. Lo que, por cierto, es por sí mismo un acto heurístico. Va de suyo, ello no es suficiente. Como haré notar en el próximo comentario, esa aparente deriva, no es sin ley. Reconocerla e inventar cómo servirse de ella, son actos inaugurales de la experiencia analítica.

John James Gómez G.


[1] Livio, Mario. (2011). ¿Es Dios un matemático? España: Editorial Ariel.

lunes, 12 de febrero de 2018

Lo común en las instituciones y sociedades psicoanalíticas actuales. A.E.

Hoy comparto con ustedes este video, corto e interesante, en el que el psicoanalista argentino Alfredo Eidelsztein, sitúa algunos de los puntos cruciales que considera comunes y problemáticos en las instituciones y sociedades psicoanalíticas, entre ellos, la tendencia empirista inductivista que se opone a la posición de Lacan y al dispositivo del pase, el rechazo y el desconocimiento de la relación esencial del psicoanálisis con las ciencias, las implicaciones del hecho de que Lacan afirmó ser freudiano pero también afirmó que Freud no era lacaniano, y algunos otros. 

¡Que lo disfruten!


jueves, 8 de febrero de 2018

Fragmento y comentario del texto: El mito individual del neurótico. Lacan, J. (1953). Buenos Aires: Paidós. 2010, p. 22 [Segunda parte del comentario]

“Como Freud lo subrayó siempre, cada caso debe ser estudiado en su particularidad, exactamente como si ignorásemos todo de la teoría.”

Comentario:

¿Por qué hacer cómo si ignorásemos toda la teoría, sería una condición necesaria para estudiar un caso en su particularidad? Es importante indicar que no se trata de ignorar la teoría, sino de hacer como si la ignorásemos, es decir, darle su justo lugar, que es el de un saber expuesto que puede interrogarse. De otra manera, se corre el riesgo de hacer de la teoría, más que una doctrina de la que pueden extraerse valiosas consecuencias, un dogma que habría que seguir a pies juntillas. Y no porque creamos estar en el campo del conocimiento nos encontramos exentos de hacer de él un discurso de fe. De hecho, ignorar el riesgo es, en sí misma, una manera de poner a la teoría en un lugar dogmático. Llegados a ese punto, el psicoanálisis puede confundirse con un dogma y a Freud, a Lacan y al inconsciente, con el padre, el hijo y el espíritu santo.

Sin embargo, en virtud de la tendencia neurótica a creer en la infalibilidad de algún padre, es común entregarse a la defensa irreflexiva de teorías intentando imponerlas, no sólo frente a otras teorías, sino, y de modo más problemático, frente a la lógica misma que un caso presenta. Por tanto, hacer como si se ignorase la teoría implica una renuncia narcisista, lo que no siempre es fácil de soportar.

Por otro lado, si se ignora completamente la teoría, es decir, no si se la conoce y se elige ponerla en suspenso, sino que ni siquiera se hace el propósito de una formación, queda como único recurso el pensamiento moral que se eleva al estatuto de un deber ser aplicado dogmáticamente, amparándose en el ideal de bienestar y en el deseo de hacer el bien sin mirar a quien. Claro está, nada garantiza que esa moral pueda conllevar el bien para alguien, cuando, va de suyo, ella exige sumisión antes que interrogación, con lo cual se hace de la persona que sufre un infans y del caso una tarea escolar.

John James Gómez G.

lunes, 5 de febrero de 2018

Las parejas y el mundo según Colette Soler

Hoy comparto con ustedes la entrevista realizada por Clara Cecilia Mesa a la psicoanalista francesa Colette Soler, a propósito de lo que, a partir del descubrimiento freudiano, se revela de "las parejas" y su lugar en el mundo actual. La entrevista fue realizada en la Universidad EAFIT, en Medellín Colombia, en 2015. 


jueves, 1 de febrero de 2018

Fragmento y comentario del texto: El mito individual del neurótico. Lacan, J. (1953). Buenos Aires: Paidós. 2010, p. 22

“Como Freud lo subrayó siempre, cada caso debe ser estudiado en su particularidad, exactamente como si ignorásemos todo de la teoría.”

Comentario:

Probablemente lo que llamamos “clínica” era algo tomado mucho más seriamente cuando no se creía haber llegado a puertos seguros. El ideal de cientificidad y la estandarización de las clasificaciones y las técnicas se nos presentan hoy como las más notables “seguridades” de nuestro tiempo. Por esa vía se ha llegado a tanto como prescindir del saber de la persona que sufre, aquella que, por cierto, es la única que puede ponernos al tanto de lo más íntimo de su malestar y su historia. Es cierto que todo parece marchar más rápido con los métodos actuales, y que los discursos son tanto más esperanzadores siempre que el profesional se muestra henchido de seguridades acerca de los diagnósticos, los tratamientos y los pronósticos. De hecho, es esa aparente seguridad, en esos tres aspectos específicos, lo que brinda cierto aire de cientificidad que muchos no dudan en ostentar mientras desprecian el caso particular que la persona encarna.

Sin embargo, en la clínica, como en la ciencia, no hay nada evidente. De hecho, suponer que un axioma, como base de una teoría, es una verdad evidente, nos pondría en posición de necedad y desconocimiento, pues, como bien pudo demostrarlo Poincaré, un axioma no es más que una definición encubierta bajo la apariencia de una obviedad. Por tanto, comprender demasiado pronto, amparándose en lo que se presenta como evidente, implica el abandono de toda rigurosidad. Lo que, por cierto, no se soluciona con la estandarización de ningún método o procedimiento. Si se indaga lo suficiente, es posible hallar que, en no pocas ocasiones, la estandarización sirve más al ocultamiento de la impotencia y la necedad, que al descubrimiento de algún saber que valga la pena.

Por tanto, en el psicoanálisis, práctica que no se ocupa de la evidencia, el valor del caso se presenta cuando interroga lo que parece evidente. Las evidencias no prueban el caso. Por el contrario, ellas servirán para silenciar, tanto en la persona que sufre como en el clínico, la angustia que conlleva enfrentarse a la incertidumbre y al encuentro con un saber inédito. Esto pone al psicoanálisis en una cierta oposición, no solamente con otras clínicas relacionadas con el sufrimiento humano, sino también con el derecho, pues las dos últimas requieren de la recolección de las evidencias que permitan probar un caso. En la práctica psicoanalítica, por otra parte, requerimos de la particularidad del caso para interrogar las evidencias.

John James Gómez G.

¡Qué poca humanidad hay a veces en ese “gran espíritu científico”!

 “Se abre paso la vida con la misma terquedad con la que una plantita minúscula es capaz de rajar el suelo de hormigón para sacar la cabeza....