lunes, 24 de septiembre de 2018

Fragmento y comentario del texto: La escritura del ego. En: Lacan, J. (1976). El sinthome; El Seminario, Libro 23 Buenos Aires: Manantial. 2006, p. 141. [Quinta y última parte del comentario]

“La última vez estaba muy enredado con mis nudos y Joyce como para que tuviera la menor gana de hablarles. Estaba confundido, ahora lo estoy un poco menos porque creí encontrar cosas transmisibles.
Yo soy evidentemente más bien activo. La dificultad me estimula, de modo que todos los fines de semana me consagro intensamente a romperme la cabeza con algo que no es evidente - porque no es evidente que haya encontrado el pretendido nudo borromeo.”

Comentario:

¿Qué quiere decir, como afirmé en el comentario anterior, que leer con desconfianza supone una subversión de las lecturas orientadas por el amor y el odio? Quiere decir que leer con desconfianza es una manera de interrogar la autoridad, lo que, a su vez, abre la posibilidad de hacer hablar de otras maneras el texto, lo cual, va de suyo, lleva al acontecimiento, al encuentro con lo nuevo.

La cuestión es que solemos ampararnos en la autoridad. Cuando alguien da un argumento con respecto a alguna cosa, no es extraño que el modo en que ese argumento se presenta sea basándolo en la autoridad concedida a la referencia en un autor. Noten que autoridad y autor son vocablos que provienen de la misma etimología, una raíz indoeropea: aug, que puede traducirse por aumentar o incrementar. Autoridad y autor, por tanto, son formas de incrementar algo. ¿Qué cosa? El valor concedido a cualquier significante, por ejemplo, a los significantes libroteoríajoya o a cualquier otro que se les ocurra. Tal vez se hayan percatado de que la expresión “es una autoridad en la materia” refleja ese propósito de aumento; si alguien es una autoridad, se supone que lo que enuncia tiene un valor superior a lo que otros dicen. Hay dichos populares que reflejan esta misma función, por ejemplo, el que se usa en Colombia para dar valor a la crítica recibida: “la patada se recibe dependiendo del burro que venga”. Pueden notar cómo el valor de “la patada” depende del “burro”, es decir, del autor. Y no es que autor y burro sean sinónimos, pero, sin duda, uno siempre puede convertirse en burro mientras se esfuerza por devenir autor.

Ahora bien, se ama o se odia solo aquello a lo que se le atribuye una autoridad, por tanto, un referente. Cuando se experimentan esos afectos, se les nutre a partir del fantaseo con ese referente que, de algún modo, autorizamos, es decir, ponemos en un lugar aumentado en relación con nosotros. Cuando leemos con desconfianza, en cambio, el referente está perdido. Esto quiere decir que no hay garantía alguna; que el valor no depende de la autoridad de la fuente, es decir, de la creencia que tenemos en ella, sino que nos vemos abocados a indagar profundamente en la lógica de los argumentos más allá del referente del que se trate. Esto es subversivo, pues da vuelta, subvierte la posición del sujeto en relación con la sumisión con la que suele ubicarse. Sin embargo, es de anotar que no se trata de la rebeldía, ni de decir cualquier cosa, puesto que, con lo primero, se expresa también el odio y, con lo segundo, se toma a sí mismo por garantía, por referente, entonces, parecería innecesario revisar los propios argumentos; en cualquiera de los dos casos podríamos hacernos burros sin mayor esfuerzo.

Leer con desconfianza, por tanto, puede considerarse un acto de responsabilidad derivado del reconocimiento de que no hay autoridad ni autor que nos salve de la insensatez.

John James Gómez G.

lunes, 17 de septiembre de 2018

Hoy comparto con ustedes un fragmento de la ponencia de apertura que presenté el 14 de septiembre en el I Coloquio de Investigación Psicoanálisis: Subjetividad y lazo social en el crimen y el posconflicto, organizado por el Semillero de Psicoanálisis Parlêttre de la línea de investigación Psicoanálisis, trauma y síntomas contemporáneos del Grupo de Investigación Clínica y Salud Mental de la Universidad Católica de Pereira.

¿A qué llamamos investigación en psicoanálisis?

La pregunta con la que he intitulado este trabajo sugiere, necesariamente, la idea de que, cuando ejercemos el oficio de investigadores desde el psicoanálisis, existe un rasgo diferencial, es decir, algo que le es propio, particular, incluso singular, si lo comparamos con el ejercicio investigativo en cualquier otro campo de investigación.

  Y si digo campo, presten atención, es porque esa palabra describe un espacio-tiempo de relaciones específicas, en cuyo caso, se trata, para nosotros, de aquel campo que fue descubierto por Freud y que en términos de Lacan podemos denominar campo del Otro, es decir, del inconsciente. 

  Este punto de partida en torno a la noción de campo es axiomático. Podemos reconocer que un axioma es un enunciado que se considera necesario y del que solo se sabe algo por sus efectos. Esto no deja de ser interesante pues suele asumirse que un axioma es algo verdadero, lo cual, seguramente ustedes ya lo sabían, no es más que una ilusión, pues como lo indicó Henry Poincaré a finales del siglo XIX, los axiomas “no son intuiciones sintéticas a priori ni datos experimentales. Se trata de convenciones.” (Citado por Livio, 2011, p. 157).

  En ese sentido, un axioma es una definición disfrazada de evidencia. Les propongo que lo constaten por sus propios medios. Es lo más consecuente que podemos hacer si se trata de la investigación en psicoanálisis, puesto que nada garantiza que lo que yo les digo sea verdadero.

  Es por eso que en nuestra práctica llamamos analizante a alguien que, justamente, desgasta una a una sus palabras intentando establecer un criterio infalible de verdad, veracidad y verificación, mientras descubre que cuando se trata de eso que solemos llamar realidad humana, no hay verdad que no tenga estructura de ficción.

  Nuestro axioma, el de la existencia de un campo Otro, que corresponde a lo inconsciente, no debe operar como certeza sino como principio de una indagación por aquello que resulta enigmático en cuanto a lo que llamamos sujeto. Ese sujeto, por supuesto, es el sujeto del inconsciente. Y si he dicho antes “nuestro axioma”, es porque está ausente en otras prácticas.

  No se haya ni en la ciencia, ni en la filosofía, tampoco en el discurso común que incluye formas diversas del discurso del amo y del capitalismo tales como las religiones, los mercados o las ideologías, esto, muy a pesar, de que en todas ellas se hacen sentir sus efectos.

  Entonces, nuestro axioma no debe suponerse como verdadero, sino como la manifestación según la cual cada uno se enfrenta a la interrogación más íntima frente a lo que siendo más propio le resulta más extraño. Tenemos conceptos que dependen de ese axioma y que se acompasan con la palabra inconsciente, entre ellos: goce, deseo, saber y algunos otros más.

  Espero hayan captado hasta aquí el punto diferencial que justifica el título. ¿A qué llamamos investigación en psicoanálisis? A una práctica que se ocupa de un saber relativo a la efectividad de un discurso que pone de manifiesto lo más paradójico de la condición humana.

John James Gómez G. 

Pueden leer el texto completo de la ponencia en: ¿A qué llamamos investigación en psicoanálisis? elSigma.com

¡Qué poca humanidad hay a veces en ese “gran espíritu científico”!

 “Se abre paso la vida con la misma terquedad con la que una plantita minúscula es capaz de rajar el suelo de hormigón para sacar la cabeza....