martes, 4 de mayo de 2021

 Sobre las falsas ilusiones de "ser"


Padecemos dos grandes problemas derivados del pensamiento aristotélico.


Por un lado, la idea de que es posible sostener premisas mayores, un "Para todo X" que, más alla de la lógica y la matemática, donde son muy fértiles, se podrían aplicar también a los hechos sociales y a la subjetividad; en general, a la condición humana. A partir de allí, con la generalización se invisibiliza lo particular y se rechaza lo singular. Afirmaciones como "Todos son vándalos", "Todos los policías...", cumplen esa función. Es fácil fascinarse con la generalización porque evita tener que analizar (separar), desagregar, entender el caso por caso, pensar críticamente. La geralización propicia un sentimiento de indentidad que rechaza lo diferente, la otredad. Pero tras una generalización de esta "naturaleza" suele haber una "proton pseudos", una premisa falsa.

Por otro lado, la relación gramatical entre el sujeto y el predicado sostenida en la cópula "es", produce una ilusión de identidad entre lo primero y lo segundo. "El árbol es verde", por ejemplo, hace suponer que el adjetivo, en lugar de un acontecimiento posible al sujeto, es algo esencial sin lo cual el sujeto no es y que, por tanto, lo define. Es una falacia cuando se trata del ser, pues no hay más que ilusiones de ser cuando estamos en el plano de lo humano. Y por supuesto que en términos gramaticales sería difícil establecer la relación de otra manera, incluso a pesar de que el estoicismo antiguo proponía decir, por ejemplo, "el árbol verdea", lo cual deshace la relación esencial entre sujeto y predicado. De cualquier manera, el problema es que, engañados por esa estructura gramatical, juzgamos a los otros atribuyéndoles adjetivos que funcionan como condiciones sine que non de su supuesto ser y, a partir de allí, desatamos, bien un amor ciego, bien un odio ciego.

Sea como fuere, valdría la pena interrogar nuestra posición con respecto a los juicios que derivan de la aplicación que hacemos del pensamiento aristotélico cuando se trata de lo humano.

John James Gómez G.

¡Qué poca humanidad hay a veces en ese “gran espíritu científico”!

 “Se abre paso la vida con la misma terquedad con la que una plantita minúscula es capaz de rajar el suelo de hormigón para sacar la cabeza....