Fragmento del texto: El deseo y su interpretación. : Lacan, J. (2014). El Seminario, Libro 6. (1958-1959). Buenos Aires: Editorial Paidós, p. 307.
"Tengo una teoría incorporal del análisis."
Comentario:
Uno de los mayores problemas con el concepto de "lo inconsciente" en psicoanálisis, está en la concepción corporalista que se sigue teniendo de él, es decir, anclada en los principios de la lógica y la física aristotélica y cartesiana sobre el espacio. Se le busca en alguna parte a nivel imaginario, es decir, referente a la physis: dentro de alguien, fuera de alguien, entre uno y otro, pero, en suma, en algún lugar susceptible de ser ubicado en un espacio que podríamos captar de alguna manera sensible, aunque sea por el oído. Y es mejor no caer en la ilusión de suponer que no creer que ese lugar en que es buscado es el cerebro, eximiría a alguien de estar situado en un punto de vista igual de corporalista. El solo suponer que estaría en algún lugar donde podría ir a buscársele, cualquiera que sea, es un supuesto igual de naturalista, es decir, místico, que el del neurocientífico que cree poder hallar la mente en el cerebro, o en el espacio de las teorías que acontecen entre dos individuos acerca de lo que pasaría en el pensamiento del otro.
Ese punto de vista implica una imposibilidad para asumir lo inconsciente desde la teoría incorporal del análisis planteada por Lacan, es decir, fundada en la lógica y la física del estoicismo antiguo. No comprender este punto en particular, lleva a no poder situar lo inconsciente como causa perdida y a suponer que se le puede hallar en alguna parte, por lo tanto, se le busca, se le espera, se le quiere provocar, pero, finalmente, no se le encuentra en ninguna parte salvo, por supuesto, en las fantasías de algunos analistas y analizantes. Es precisamente porque actúa como falta que solo puede salir al encuentro, no como cuerpo, no como algo en un espacio, sino como incorporal del cual solo puede reconocerse una marca de lo que ya está desvanecido hasta perder todas sus propiedades representables. Sin duda, pensar algo como esto es difícil pues dependemos en general de las esperanzas en hallar siempre representaciones o, por lo menos, buscar algo con que representar lo irrepresentable; probablemente de allí la relevancia que Lacan daba al modo en que los matemáticos intentan escribir lo irrepresentable sabiendo que siempre se toparán con lo imposible y aún así tendrán que escribir alguna solución, no-toda.
Y, dado que lo inconsciente, lo incorporal, es irrepresentable, cada vez que ello se pone en juego resulta más fácil taponarlo con una representación que inventar algo qué hacer con lo que allí no tiene cuerpo. Es por eso que el conocimiento no sirve para tratar lo inconsciente, pues no hay conocimiento más que de lo que tiene cuerpo, imaginario o simbólico, pues eso a lo que algunos psicoanalistas suelen llamar "cuerpo real", no es ya un cuerpo, sino un incorporal, es decir, lo que queda como resto, como pérdida de la fusión entre dos cuerpos.
John James Gómez G.