domingo, 31 de enero de 2016

Fragmento del texto: Función y Campo de la Palabra y del Lenguaje en Psicoanálisis. Lacan, J. (1953). En: Escritos 1. Siglo XXI Editores. 2ª edición. 2008. Pág. 259. [Primera parte del comentario]
  
“Es en la versión del texto donde empieza lo importante, lo importante de lo que Freud nos dice que está dado en la elaboración del sueño, es decir, en su retórica. Elipsis y nasmestante, lo importante de lo que Freud nos dice estpleonasmo, hiperbatón o silepsis, regresión, repetición, aposición, son tales los desplazamientos sintácticos, metáfora, catacresis, antonomasia, alegoría, metonimia, sinécdoque, las condensaciones semánticas, en las que Freud nos enseña a leer las intenciones ostentatorias o demostrativas, disimuladoras o persuasivas, vengativas o seductoras, con las que el sujeto modula su discurso onírico.”

Comentario:

El Yo profiere palabras. Es lo que hace, a fin de encubrir la verdad que lo habita más allá de los confines de la consciencia. Cuando una persona asiste al consultorio de un psicoanalista, lo hace desconociendo el hecho de que sus palabras y sus recuerdos son, fundamentalmente, un modo de encubrir lo más íntimo de su verdad; están presentes para obnubilar el espíritu ["esprit", en francés] y el ingenio [también "esprit" en francés] de un dicho que proviene del lugar donde las vanas ilusiones de total dominio de sí se desvanecen. El psicoanalista recibe esas palabras y esos recuerdos encubridores, acogiéndolos  de tal modo que el sentido que se esfuerzan por sostener se resquebraje, de lo contrario, no habrá análisis posible.

Es así que el silencio en psicoanálisis tiene una importancia capital; no sólo el del analista, sino también el del analizante. Del lado del analista, el silencio se sostiene esperando alerta a través de aquellas palabras encubridoras de ese yo sufriente y demandante que, esforzándose por demostrar que tiene todo bajo control, se destina al inevitable tropiezo con lalengua.

Del lado del analizante, el silencio llega como expresión máxima de la transferencia; silencio que se constituye en una demanda sin palabras y que implora al analista una respuesta que haga posible continuar en la posición falaz por la cual se realizaría la creencia en que habría un sentido claro de las cosas y del mundo, lo que según sus añoranzas tendría la consecuencia del retorno al paraíso, recobrando así la vida y la felicidad eternas que el Otro le ha prometido. Es por ello que no hay silencio más importante del lado del analista, que aquel que se sostiene como espera con la cual se acoge el sufrimiento y la angustia encubierta en el silencio del analizante.

Por tanto, más importante que la semántica, es la sintaxis con la cual se construye la versión del texto. Cada vez que el analista se esfuerce por captar el sentido, es decir, cada vez que se ocupe de la semántica de las palabras dichas por el analizante, terminará por darse cuenta que nada lo aleja más del saber en juego que el afán por comprender al otro.

John James Gómez G.

¡Qué poca humanidad hay a veces en ese “gran espíritu científico”!

 “Se abre paso la vida con la misma terquedad con la que una plantita minúscula es capaz de rajar el suelo de hormigón para sacar la cabeza....